Un mundo de diferencias entre el ataque y la defensa

Publicado: 29/04/2013
No son dos caras las que tiene, sino un desequilibrio patente entre el nivel de los atancantes y defensores
El Sevilla tiene dos caras, la del Pizjuán y la de fuera de casa, al menos así lo refrendan los números. Aunque las diferencias entre unos y otros duelos se podrían resumir en el abismo cualitativo entre los hombres hechos para defender y los que su encomienda es atacar. No es cuestión de actitud, ni siquiera de Nervión o de los feudos a domicilio. La realidad dicta que el Sevilla está partido por la mitad.


Dos equipos en uno mismo. Uno, con un nivel que raya la permanencia. Otro, con prestaciones más que suficientes para alcanzar Europa. Ese es el dilema que viene padeciendo durante toda la temporada y que está provocando esta serie de tiranteces jornada tras jornada. El domingo en Valladolid, a pesar de que Negredo, el hombre gol, no estuvo nada atinado ante la meta de Jaime, pero dejó señas evidentes de la calidad que atesoran los cuatro hombre de punta de lanza. Reyes, aunque no pasa por su mejor año ni por asomo, mantiene un toque de calidad en la zurda que es innato. Cuando el utrerano quiere jugar al fútbol el Sevilla lo agradece y las ofensivas se sobredimensionan. Por su parte, Navas pone la electricidad. Ofrece la punta de velocidad en el ataque. Este año es cierto que no ha visto puerta en ninguna ocasión, hecho inédito desde la temporada 2004, pero de sus botas nacen infinidad de ocasiones. Rakitic es el motor. Se ha destapado como el cerebro de las operaciones. Da el último pase y casi siempre con rigor, por ello no sorprende que sea el tercer mejor asistente de la Liga, con 9 pases de gol y sólo por detrás de figuras como Iniesta u Ozil. Y Negredo marca la diferencia. Suma 19 goles y está a un paso de superar su mejor registro como sevillista. Así, con todos este cúmulo de datos parece mentira que el Sevilla hoy sea 10º y a varios puntos de Europa.


La respuesta a ello está en la zaga. Multitud de jugadores de nivel medio-bajo, que en otros tiempos no tan lejanos serían ‘carne’ de cesiones, vienen desmontando lo bueno que se fabrica en la parcela de tres cuartos. Indecisiones, flaqueza y, principalmente, la falta de calidad ponen en evidencia la precariedad defensiva de los últimos años. Quizás la meta sea la más rentable de esta parcela, sobre todo tras la llegada del mejor fichaje de la temporada junto a Kondogbia, el portugués Beto. No obstante, es difícil paliar tantos de ataques de los rivales ante la pasividad defensiva de los de Emery. Ante el Valladolid volvió a demostrarse que Fazio es tan irregular como valorado. El delantero pucelano le sacó un par de metros en la carrera del gol, amén de un par de errores que pudieron costar caro. Cala es un tirita para un gran hemorragia. Cumplidor, pero lejos del nivel requerido para aspirar a los puestos nobles de la Liga. Botía se ha quedado en promesa. Frágil, lento y sin pundonor. El margen de mejora del murciano comienza a ponerse en duda. Con los laterales nadie se aclara. Comenzó la temporada Cicinho, tal vez el mejor lateral diestro que ha pasado por aquí desde la marcha del irremplazable Dani Alves, pero la rebeldía lo condenó al banquillo, motivo que Coke aprovechó con algún que otro buen partido, pero nada fuera de lo común. Aún muchos continúan preguntándose como Cicinho no tiene hueco en este equipo. Por la izquierdo más de lo mismo. Fernando Navarro, seguramente el mejor defensor del plantel, padeció un bajón que aprovechó la nueva perla de la cantera, Alberto Moreno. Probablemente su descubrimiento haya sido lo más positivo de la campaña, aunque en Valladolid fue relegado al banquillo, para sorpresa de muchos. Y por delante, cuando Medel y/o Kondogbia faltan, el centro del campo se ve inmerso en una auténtica tragedia. Maduro y Hervás no tienen prestaciones para casi ningún equipo de la Primera División. Es el desequilibrio de un equipo tan dispar. Será por ello que hoy vive en la mediocridad.

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