El Congreso de Babel

Publicado: 20/08/2023
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Se le conocerá al Congreso con el nombre del Congreso de Babel, en el que no se entiende nadie, excepto para cobrar dietas y para manejar pasta
En el Génesis, primer libro de la Biblia, se cuenta que por entonces todo el mundo hablaba un solo idioma, pero que un día los únicos descendientes de Noé,los que habían conseguido escapar del diluvio universal con la ropa seca, pensaron levantar en Babel una gigantesca torre que llegara hasta el cielo con el fin de hacerse famosos y que nadie pudiera dispersarlos por toda la Tierra. Pero Yavé no estaba por la faena y quiso castigar su soberbia. Así que confundió sus lenguas y no hallaban manera de entenderse. Cuando uno pedía ladrillos, le acercaban el andamio; cuando otro quería arena, le arrimaban cemento; eso sí, cuando uno decía que era la hora del bocadillo, todos lo entendían perfectamente. La que se formó fue chica.

Pues bien, algo parecido se va a liar en el Congreso de los Disgustados, aunque con algunas diferencias. La primera es que todavía no han empezado la obra y ya se están peleando por colocar su propio idioma, incluso los valencianos que pasaban por allí. La segunda es que en el Congreso los que dirigen el cotarro son los delincuentes y prófugos perseguidos por la justicia, no los expertos en este tipo de obras. Y la tercera es que todos quieren mandar ganen, pierdan o empaten.

Pero, como el más tonto hace relojes y funcionan, ya han dejado caer en el Congreso que el dinero nos sobra y que se gaste lo que haga falta en pinganillos, traductores, correveidiles y demás pamplinas, porque hay que tener contentos a los delincuentes que son en definitiva quienes dirigen el tema. Así que, como en Babel, cuando se hable en catalán sobre los bancos, los gallegos preguntarán si hay que subir o bajar, los vascos dirán que cada vez hacen peor las escopetas y los andaluces se acordarán de la madre que parió a casi todos… Que hagan lo que quieran, pero los locos queremos que, cuando hablemos, también nosotros podamos hacerlo en nuestro idioma de locos. Ya sabemos que nadie va a entender nada, pero, total, qué más da.

Como los locos ya estamos hartitos de la misma película de siempre, vamos a poner las cosas claras. El catalán es una minúscula rama que se desgajó hace tiempo del latín y que lo hablan solamente unos cuantos por mucha importancia que ellos mismos se den y por muchos contenedores que puedan volcar. También pueden quemarlo todo y ahorrar lo que quieran, pero la influencia del catalán en el mundo es mínima, por no decir ridícula.

Que el catalán debe conservarse; pues claro, como el que dice que le devolvamos el rosario de su madre y nos quedemos con todo lo demás. Ahora bien, compararlo con el castellano, que también procede del latín, pero que lo hablan varios centenares de millones de personas en todo el mundo, es cosa de tontos o de gente que se ha dado un golpeen el cerebro en algún bordillo y no se ha recuperado.Me inclino por lo primero. Será una joya a cuidar, pero donde mejor está es guardadita en la cómoda para que no se pierda.Cuando uno de estos catalanes comience a hablar en el Congreso en catalán, lo más seguro es que el personal se vaya yendo. Otros se quedarán a escucharlo sin entender ni papa, pero estas son las cosas que tiene ser estómagos agradecidos.

Se le conocerá al Congreso con el nombre del Congreso de Babel, en el que no se entiende nadie, excepto para cobrar dietas y para manejar pasta, que para eso solamente existe un único idioma: el poderoso caballero don dinero.

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