Hombre blanco hablar con lengua de serpiente

Publicado: 05/03/2018
Autor

Francisco Palacios

Palacios es matemático y programador. Publicó su único libro hace ya unos años y sigue siendo el autor más leído de su calle

El pobrecito hablador

Escribo sobre lo que me gusta, pero sobre todo sobre lo que me disgusta, como un grito desesperado para no ganarme una úlcera

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Nos intenta vender la moto de que el PP es el adalid y el defensor de los derechos de los homosexuales
En este país resulta extremadamente cara la letra de una canción, un chiste o una crítica contra los poderes fácticos. Pero la mentira, la falacia y la falsedad suelen salir gratis, sobre todo si se la vomita desde posiciones y poltronas que aseguran la invulnerabilidad de quien las escupe.

Por eso, una Presidenta de la Junta de Andalucía se permite el lujo de afirmar que no hay nacionalismos de izquierdas, demostrando un desconocimiento que está solo a la par de su ignorancia; tan ansiosa está de cantar duetos con Marta Sánchez que se olvida de un tal Blas Infante, padre de lo que ella debería defender y del que ensucia su memoria con cada una de sus palabras y sus actos.

Otros, como Javier Maroto, ejerce de comercial de ciclomotores, y nos intenta vender la moto de que el PP es el adalid y el defensor de los derechos de los homosexuales; sin duda, no se acuerda de todos los recursos que su partido presentó contra la ley de matrimonio homosexual, de las peras y las manzanas que adornaban los discursos de Ana Botella, ni de las manifestaciones contra estas leyes en las que él mismo participó, leyes que, sin embargo,  le permitieron contraer matrimonio con su actual pareja.

No nos podemos olvidar de ese gobernador del Banco de España, que minimiza el problema de los pensionistas para llegar a fin de mes porque tienen casas en propiedad; posiblemente, este señor sería más feliz si esos pensionistas hubieran dejado sus buenos dineros en fondos de pensiones de sus amigos banqueros, esos mismos a los que hemos rescatado con nuestro dinero, un dinero del que no volveremos a ver ni un euro.

No pasa un día sin que la palabra se prostituya, en el que la mentira ocupe las portadas, y se intenten por todos los medios ensuciar la realidad con el veneno de la media verdad. No es el momento de doblar la rodilla, ni de defender sólo los derechos que nos tocan en primera persona. Porque hoy no eres pensionista, pero mañana sí. Porque los que tienen la obligación de defenderte mirarán hacia otro lado, a no ser que te llames Constitución.

 

 

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