España

Después de un mes de huelga, los eventuales continúan en tierra de nadie

Siguen sin recibir el apoyo del Ayuntamiento

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  • Los eventuales de Tussam

Los 88 eventuales de Tussam en paro dieron ayer, día en el que cumplieron 31 días de huelga, un nuevo paso en su lucha por solucionar su precaria situación al tramitar ante el juzgado una denuncia, por la vía penal, contra la subdelegación de Gobierno en la que recriminan la actuación policial ordenada en Semana Santa por el subdelegado, que se saldó con se desalojo de la Plaza Nueva y por la que se violó su derecho a la huelga.Después de un mes y un día de concentración señalan sentirse engañados y abandonados por el Ayuntamiento. “Hoy (por ayer) cumplimos un mes aquí y han bajado a vernos y a hablar con nosotros todas las fuerzas políticas, pero del alcaldable del PSOE (Espadas) y del actual equipo de Gobierno, ni rastro”, señaló a Viva Sevilla José Antonio Romero, uno de los afectados.Rafa, otro de los parados fue más directo: “No les importamos nada. Qué vamos a pensar de alguien que no se ha molestado en preguntarnos por nuestro estado ni por nuestra situación (sobre Espadas). De momento, únicamente confiamos en Zoido porque no sólo se ha comprometido a resolver nuestros problemas laborales si no que nos va a trasladar la promesa por escrito, que ya es mucho más que lo que han hecho el resto de los políticos de la ciudad. Tampoco podemos confiar en Rubén García (director de movilidad del Ayuntamiento), ya que al igual que Espadas ha hecho oídos sordos a nuestras peticiones”. Reunión con CCOOEl abandono que sienten es doble, ya que tampoco encuentran respaldo en sus secciones sindicales: “Hoy nos reunimos con Alfonso Vidal (CCOO) para ver si nos arroja algo de luz”.

PRECARIEDAD, DIVORCIOS Y SITUACIONES FAMILIARES AL LÍMITE

La huelga de los eventuales de Tussam (a ellos no les gusta esa etiqueta ya que se consideran trabajadores con una oposición que estaban esperando su plaza definitiva), después de tantos días, va más allá de lo estrictamente laboral, ahora ya es algo personal y se ha metido de lleno en sus familias.Al paro y a la precariedad económica se les suman separaciones, divorcios y las venta de sus casas (con el consiguiente regreso al domicilio paterno o al de los suegros), todo ello debido a la pura necesidad económica y a la gran cantidad de horas, e incluso días, que pasan fuera de sus hogares.“Aunque hacemos turnos para concentrarnos, es mucho el tiempo que pasamos lejos de nuestras familias. Me voy de casa por las noches y con mis hijos dormidos para que no me vean. Mi pequeña de seis años vio la foto de un compañero pernoctando en un banco de la Plaza Nueva y me dijo llorando que no quería que durmiera en la calle”, explicó José Antonio Romero, uno de los afectados.

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