Con una ciudad entregada a su festival, alfombrada de rojo desde su céntrica calle Larios a las escaleras del Rectorado, y a pesar del buen día que invitaba a la playa después de una semana de vientos cambiantes, el público de Málaga ha preferido abarrotar las salas para ver las primeras cintas a concurso, tras el estreno ayer de "The Pelayos".
Ambientada en los años cincuenta, cuando las ejecuciones de los tribunales militares franquistas eran el pan de cada día, "Miel de naranjas" cuenta la transición hacia la clandestinidad de un joven soldado (Iban Gárate) que hace su servicio militar en un tribunal por enchufe, ya que es novio de la sobrina del juez (Blanca Suárez).
Y este joven, que según ha contado la guionista de la cinta, ganadora del premio Julio Alejandro, Remedios Crespo, es el trasunto de su propio padre, descubre en un momento dado un grave secreto que guarda la dulce sobrina del juez.
Aunque a Uribe no le importa "si la película va de la Guerra Civil o de las Bardenas en el 24", porque el guión es "bueno", explica en una rueda de prensa, a su productor (y presidente de la Academia del Cine, Enrique González Macho, que tiene un "cameo" como director de un psiquiátrico con frase), le molesta el calificativo:
"Es de la posguerra", dice, y puntualiza que "todas las películas, hasta 1975, son de la posguerra" y asegura que "lo que no es, es maniquea".
Desde los 23 años de Blanca Suárez, que se estrena como protagonista, la España de aquella época es "ciencia ficción", aunque le gusta que "Miel de naranjas" aporte "otra luminosidad" al tema.
Coincide con su compañero Ibán Gárate ("Arriya"), en que "hay que hacer todas las películas que haya que hacer" sobre el pasado de España, sin complejos, como sucede en otros países cuyos momentos históricos "no nos cansamos de ver en cine", apunta el joven actor vasco.
Pero la película, rodada en Jerez de la Frontera, aún con pareja protagonista, pasa a ser coral en cuanto aparece Karra Elejalda (el tío juez militar), o cuando le da la réplica su asistente (Eduard Fernández) al que acompaña el sargento (Carlos Santos), o ilumina con su humor y su positivismo José Manuel Poga.
Sin olvidar los brevísimos planos que acapara, por impresionante, la veterana Ángela Molina, delgadísima y conforme con "hacer lo que toque. Es lo que yo vivo y me gusta así", ha dicho la actriz, a quien la sala de prensa ha premiado con una ovación.
Pero antes se vio "A puerta fría", dirigida por Xavi Puebla y protagonizada por Antonio Dechent y Nick Nolte, que retrata una forma de esclavitud actual: la del sometimiento a las cifras de negocio en el mundo de los vendedores.
Dechent es un vendedor otrora exitoso y ahora amenazado por el despido que debe aprovechar la principal feria del sector para firmar un importante pedido con el responsable de ventas de una multinacional (Nick Nolte), para lo que pide ayuda a una azafata de congresos (María Valverde).
"El trabajo ocupa casi la mitad de nuestras vidas, y se puede considerar la forma más sofisticada de esclavitud occidental, y a la vez la mayor tragedia es no tenerlo", ha afirmado el director en una rueda de prensa, donde ha reconocido su "fascinación-rechazo" por el mundo de las ventas.
Sobre el trabajo con Nick Nolte, que Puebla ha calificado de "maravilla", el director ha desvelado que "mostró una implicación total. Estaba encantado de trabajar en una película de la que decía que era como las que no se hacen en Hollywood".
Por su parte, Dechent cree que su personaje "representa la lucha del albarán contra el Ipad, y es el último que sigue sacando copias en papel carbón".
El actor considera que la historia es un "'western' de ahora, con hombres malos y castigados que beben, en vez de en la frontera de México con Texas, en el 'hall' de un hotel".