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El Gobierno de EEUU apuntala a AIG tras sufrir pérdidas récord trimestrales

Los más de 60.000 millones de dólares perdidos por American International Group (AIG) en tres meses, la mayor pérdida jamás acumulada por una empresa, han forzado a Washington a apuntalar con 30.000 millones más los cimientos del gigante asegurador.

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Los más de 60.000 millones de dólares perdidos por American International Group (AIG) en tres meses, la mayor pérdida jamás acumulada por una empresa, han forzado a Washington a apuntalar con 30.000 millones más los cimientos del gigante asegurador, cuya quiebra sería muy dolorosa para la ya maltrecha economía estadounidense. AIG reconoció ayer que solo en el cuarto trimestre de 2008 perdió unos 650 millones de dólares diarios. 

Ello la convierte en la empresa que más dinero ha perdido nunca en EEUU y en el resto del mundo durante un solo trimestre, debido en gran parte a su actividad aseguradora de instrumentos financieros, especialmente los relacionados con créditos hipotecarios de alto riesgo, los que ayudaron a desencadenar la crisis internacional actual.

Su ritmo de desangre y la titánica dimensión del herido (unos 76 millones de clientes en 130 países) han forzado al Gobierno del presidente Barack Obama, que ya controla el 80% de AIG, a diseñar un nuevo rescate, el cuarto en seis meses para tratar de sanear unas cuentas infectadas de deuda incobrable y evitar así la quiebra.

Washington ya ha invertido en AIG 150.000 millones de dólares (60.000 millones en créditos, 40.000 en acciones preferentes y 50.000 en activos incobrables) y es consciente de que por su imbricación en la economía estadounidense no puede dejarla morir, como hizo con Lehman Brothers el pasado septiembre.

“Dado el peligro sistémico que sigue suponiendo AIG y la fragilidad actual de los mercados, el coste potencial para la economía y para los contribuyentes de la falta de intervención del Gobierno sería extremadamente elevado”, reconocieron hoy la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro en un escrito conjunto.

La que en su día fue la mayor aseguradora del mundo por valor de mercado ahora cotiza en la Bolsa de Nueva York a menos de medio dólar por acción, después de perder el 99% de su valor en un año, y de que en 2008 perdiera 99.289 millones de dólares (-37,84 dólares por acción), frente a los 6.200 ganados en 2007 (2,93 dólares).

Sólo en el último trimestre las pérdidas ascendieron a 61.659 millones (22,95 dólares por acción), frente a los 5.292 millones (2,08 dólares) de hace un año.

Esas pérdidas trimestrales -las quintas consecutivas- son más del doble de los 30.000 millones de dólares más que Wahsington ha ofrecido como parte de nuevo rescate negociado este fin de semana.

Una de las claves del nuevo plan es que implica también a las principales agencias de calificación, que se han comprometido a mantener sus valoraciones sobre la aseguradora, lo que evita que se abran nuevas brechas en esta máquina de perder dinero en que se ha convertido AIG.

Además, el nuevo plan de rescate implica una reducción del tipo de interés que la Reserva aplica a una línea de crédito de 25.000 millones de dólares concedida a AIG (lo que le ahorrará mil millones al año).

Asimismo contiene la concesión de nuevas acciones preferentes en dos divisiones de seguros de vida de AIG (American Life Insurance Company y American International Assurance Company) para liquidar una deuda de 38.000 millones.

Con los rescates previos, la Reserva Federal prestó en septiembre a AIG 85.000 millones, en octubre otros 38.000 y en noviembre elevó hasta 150.000 millones su ayuda.

Con una subida bursátil del 14% en los títulos de AIG hacia la media sesión en Nueva York, los inversores mostraron este lunes su confianza en el nuevo plan y, sobre todo, en la disposición del Gobierno de EEUU a velar por la supervivencia futura de la firma.

“Eso va a llevar tiempo y posiblemente requerirá más apoyo público si los mercados no se estabilizan y mejoran”, dijeron en su comunicado conjunto la Reserva Federal y el Tesoro.

El presidente y consejero delegado de AIG, Edward Liddy, afirmó que la aseguradora será capaz de devolver el dinero público recibido y que los nuevos 30.000 millones son un “colchón de reserva” que AIG “no tiene por qué usar necesariamente de forma inmediata”.

Añadió que la gente que está asegurada con su firma “está a salvo, protegida”, porque “los problemas están en los negocios secundarios”, no en el área de negocio de seguros tradicionales, que aún así se ha visto perjudicada por la crisis.

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