Serra pidió varias veces cambiar la dirección de Caixa Catalunya

Publicado: 28/02/2018
Sus propuestas fueron rechazadas en dos ocasiones por la Generalitat de Cataluña y el Banco de España
El expresidente de Caixa Catalunya Narcís Serra ha defendido que solicitó en varias ocasiones cambiar el equipo directivo de la caja, si bien sus propuestas fueron rechazadas en dos ocasiones por la Generalitat de Cataluña y el Banco de España.

Durante su intervención en la comisión del Congreso que investiga la crisis y el programa de asistencia financiera, Serra ha explicado que comunicó a la entidad fundadora de la caja, a la Generalitat y al Banco de España en tres ocasiones la conveniencia de iniciar un "cambio de rumbo" y nombrar un nuevo equipo directivo.

Serra ha apuntado que lo propuso por primera vez en otoño de 2006 a la entidad fundadora y a la Generalitat, no en previsión de una posible crisis, si no por el hecho de que "varios elementos, como el coste de obtención de los fondos necesarios para la expansión o la estructura del instrumento inmobiliario, eran insostenibles a medio plazo".

"Basándose en los buenos resultados y también en las dificultades de llevar a cabo estos cambios con el consenso necesario, estas instituciones consideraron más conveniente esperar e intentar que fuera el director quien corrigiera el rumbo de la caja", ha dicho, y ha añadido que el Banco de España se encontraba realizando una inspección y "era prudente esperar a sus resultados antes de tomar decisiones de calado".

EL BANCO DE ESPAÑA TEMÍA DAÑAR LA CONFIANZA EN EL SECTOR 

Más tarde, en febrero de 2007, en una reunión con el Banco de España, Serra expuso que "la mejor solución era ir desmontando Procam" y que "el resultado de la inspección justificaba un cambio de rumbo de la caja y de su equipo directivo".

"No fue este el criterio del Banco, que insistió en mantener al director y sostuvo que era suficiente cumplir con las recomendaciones que el Banco había efectuado", ha relatado Serra, que ha justificado la decisión de la institución en que "pesaba la preocupación de las consecuencias para el sistema de un posible conflicto en una de las cajas españolas y también sus efectos sobre la confianza en el sector".

"Al no contar con el consenso del Banco de España, desistí", ha explicado el expresidente de Caixa Catalunya que, no obstante, en el verano de 2007 comunicó a la entidad fundadora de la caja la necesidad de un "cambio de rumbo" y su decisión de dejar la presidencia "por motivos personales" a final de año si no se producía ese cambio.

Serra ha señalado que solamente en ese momento obtuvo la aprobación de la entidad fundadora y de la Generalitat, "a condición de encontrar un sucesor adecuado" y de "que la operación se produjera con absoluto consenso en el seno de los órganos de gobierno".

En consecuencia, al final de ese año se nombró a Adolf Todó como director de la entidad, a quien esperaba una tarea "muy ardua", ha explicado quien fuera presidente de la caja entre marzo de 2005 y noviembre de 2010.

Serra ha defendido que, a su llegada a la caja, reconocer sus debilidades y fortalezas "requirió tiempo y tenacidad", si bien fue conociendo "poco a poco" que el rendimiento de las actividades exclusivamente financieras propias de la entidad "era escaso" y que "las inversiones en el sector inmobiliario eran excesivas". "En absoluto encontré ninguna ilegalidad o práctica no ajustada a derecho", ha dicho.

El expresidente de Caixa Catalunya ha señalado que, junto a Todó y al Servicio de Estudios de la caja, propuso la creación de un banco de suelo e inmuebles para retirar del mercado el exceso de oferta de patrimonio inmobiliario, si bien "las autoridades optaron por la creación del Frob".

ESFUERZO INSUFICIENTE

Serra ha valorado que, a pesar de las muchas medidas tomadas en relación con la reforma, la regulación y la supervisión bancaria, al ver los niveles de paro y bienestar de las familias "es oportuno preguntarse si el esfuerzo ha sido suficiente".

"Para ello deberíamos estar seguros de que el sector financiero está al servicio de la economía y no al revés, porque una de las más graves consecuencias de la crisis ha sido el aumento de la desigualdad", ha apuntado.

En su opinión, a día de hoy está claro que "habría sido conveniente enfriar la economía española desde años antes de la crisis, intentando reducir el ritmo de expansión del crédito", si bien en aquel momento se vivía "un periodo tan largo de crecimiento continuado que, parecía, sería permanente".

"Creíamos estar mejor preparados que otros países europeos, dadas las medidas regulatorias. Estas medidas eran diques más que suficientes para la mala mar de una crisis convencional, pero lo que se produjo, sobre todo en la recaída del 2011, no fue mala mar, sino un gran tsunami para el que no valían estos ni mayores niveles de protección", ha señalado.

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