Despedida

Publicado: 10/09/2023
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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La conclusión es que este manjar de dioses desaparecerá del interior del pico ahuecado de un 'manolete'
Puede resultar exagerado y, probablemente, no se ajuste del todo a la definición y mucho más al sentido, pero ha sonado como tal para estas líneas, aunque falten quince años para sufrirla definitivamente. Dicho así, se piensa en la distancia, en los tres lustros que nos separan del momento de decir adiós, sin tener en cuenta la edad, los años que iremos cumpliendo hasta entonces, cómo se presentará la vida, si seguirá tan sujeta a la locura de la inmediatez. Sea como fuere, será una despedida amarga.

La hablilla de esta semana anda maluquilla y ha querido dedicar sus líneas a prepararse para este adiós, para pronunciar ante usted esta palabra de cortesía expresada por obligación y sin complacencia, en este caso. En esta ocasión se ha estremecido más de lo habitual al tratarse de un elemento que adora hasta la idolatría. De ahí su indisposición nacida de la lectura matinal, como casi siempre. Antes era en papel y ahora es en la Tablet o el teléfono donde comienza el revoloteo de la idea y la aparición lenta y en procesión de los renglones por la pantalla.

La exigencia o la necesidad forzaron la noticia aparecida hace unos días sobre la desaparición del chocolate, el suspiro oscuro y dulce que cruje débilmente por la sobremesa. Esta fatalidad se producirá dentro de quince años, según aparece en el libro de Virginie Raisson titulado 2038. Atlas sobre el futuro del mundo, dedicado a la recolección del cacao en África y donde nos advierte de esta irremisible pérdida, debida al aumento de su consumo y la falta de agua que sufriremos entonces y que el cacao necesita para desarrollarse. La conclusión es que este manjar de dioses desaparecerá del interior del pico ahuecado de un manolete y cambiará la estantería del súper por una caja estilosamente llamativa en el expositor de la mejor tienda gourmet, eso sí, a un precio desorbitado. La pregunta es cómo evitarlo, si existe alguna posibilidad, porque el sucedáneo, con todo respeto, no se le parecía ni en el color. Es difícil, por no decir imposible, lidiar con el cambio climático, serenarlo de alguna manera, qué ilusión, para paliar su escasez cuya fecha de caducidad está en la tierra del lugar donde crece. Así que preparémonos para una despedida amarga, sin dramatismo si nos fuera posible. Al fin y al cabo, el chocolate no es esencial en una dieta.

Por esta línea final retorna la tarde de frío volviendodel colegio, la llegada a casa oliendo a pan tostado con mantequilla y una onza de chocolate encima, derritiéndose. En aquel momento íntimo y personal no cabían los deberes.

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