A día de hoy, parece inevitable el revuelo mediático cuando se trata de casos judiciales con alarma social, pero hay cosas que no son adecuadas
Es una realidad, que los casos más truculentos, los sucesos más terribles, son los que movilizan de manera especial a los medios, pero también, los que concitan más interés, atención y seguimiento por parte de las audiencias. Y en Huelva, desgraciadamente, no tenemos suerte, porque hemos sido protagonistas, con demasiada frecuencia, desgarro y dolor, de sucesos terribles que, sin embargo, no parece que nos lleven a reflexionar suficientemente ni en el camino más adecuado sobre qué pasa y cómo se trata lo que pasa. Ahora, a la espera de que comience el juicio por la desaparición de los pequeños Ruth y José, parece como en tantas otras ocasiones, que la cita judicial no va a llegar nunca, para angustia de la madre y su familia. Sin embargo, quizás lo que más llama la atención en este caso, por encima del interés mediático concitado, que en demasiadas ocasiones crea una carrera morbosa por la exclusiva, es el continuo comparecer, opinar y responderse unos a otros, de los abogados de ambas partes. Si una de las quejas que se da, una vez que se ha decretado que el juicio se celebre con jurado popular, es que no se puede encontrar a personas que no estén contaminadas por el revuelo y la resonancia mediática, mal se entiende que los letrados y letradas estén constantemente dando pábulo a titulares más o menos disonantes y a declaraciones que muestran, claro está, mucho más de lo que ocultan. Y en definitiva, no olvidemos que lo importante es que se haga Justicia.
