Son muchas las sombras que sobrevuelan al empleo industrial en Huelva, pese a que las empresas cuentan con beneficios
Con la industria pesada de Huelva, pasa como con una pareja de la que no se siente uno seguro, que siempre queda la sensación de que damos más de lo que recibimos, y de que en cualquier momento, te pueden dejar tirado. Esta es una reflexión que debe instalarse en la sociedad onubense, que tanto ha aportado al desarrollo industrial y que, tan poco recibe a cambio, ya que, siempre queda la sensación de que las industrias, sólo devuelven migajas, pese al capital humano que explotan, los recursos que consumen, y las emisiones que, con correcciones medioambientales o sin ellas, realizan sin reparo ni mala conciencia.
Una sensación, por cierto, que se multiplica si hablamos de la necesidad de recuperar la Avenida Francisco Montenegro de una vez por todas para la ciudad, máxime, cuando hay posibilidades de desplazar las escasas factorías que quedan, hacia el exterior. Se logró en Bilbao, y ha sido un modelo de actuación de consuno entre sociedad, políticos y empresarios, que debería servir para Huelva.
Porque, pese a que a diario, y a pesar de la crisis, se nos dice que la producción no sólo no baja, sino que aumenta, y se conocen cifras de beneficios, nada cambia a favor de los onubenses que viven bajo la amenaza de los ERES, el temor de ser más propensos a enfermedades mortales y bajo la amenaza de que si se les pide responsabilidades, desmontan y se van a países más permisivos.
