La nueva legislatura en Andalucía, la primera con pacto entre el PSOE e Izquierda Unida, ha cumplido un año con sus respectivos balances
Los partidos onubenses empiezan a hacer balance del año de legislatura que lleva el gobierno de coalición entre el PSOE e Izquierda Unida, entre luces y sombras. Destaca sin duda, que se ataque todavía al pacto, cuando ya se sabe que en democracia es tan legítimo gobernar en solitario como hacerlo mediante pacto político, pero tampoco extraña tanto, porque para el Partido Popular, más allá de la frustración de no gobernar en Andalucía, lo que realmente le preocupa de la alianza de izquierda en nuestra comunidad es que deja en evidencia que sus recetas políticas y económicas, de marcha atrás en lo ideológico, y de recortes en lo práctico, las que aplican sin pudor desde el Gobierno de Madrid, pero que ya son cuestionadas incluso desde algunas comunidades donde el poder es de los conservadores, ni son las únicas, ni son tan válidas. Sin olvidar que también las penurias se han notado en Andalucía, y desde luego, los recortes han llegado, para unos trasladados desde Madrid, para otros porque el Gobierno andaluz debería dar un paso más y priorizar de otra manera dónde se quita y dónde no. En cualquier caso, la legislación que se está aprobando, como el decreto de medidas sociales o el de la vivienda, deja buena muestra de que se puede gobernar pensando en la mayoría y en el menor perjuicio para los que más necesitan. Y de eso hay que tomar buena nota.
