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Huelva

La culpa es suya por caerse

Una sentencia exime al Consistorio de su responsabilidad en una caída, porque la denunciante conocía el mal estado de la calle

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  • Sara Aparicio -

Sara Aparicio carga con un calvario a sus espaldas desde que en noviembre de 2010 cometiera la torpeza de caerse al salir de su casa y decidiera pedir explicaciones al Ayuntamiento. El Consistorio se ha lavado las manos y la Justicia le ha dado la espalda.

Así es cómo se siente esta onubense, decepcionada y desamparada por la Justicia, ya que, en pocas palabras, la sentencia viene a concluir que la culpa es de Sara por caerse. Que da igual que la calle donde reside esté en un estado ruinoso y que no se haya acometido una obra de mejora en su tramo desde hace más de 20 años. La culpa es de Sara por no mirar por donde pisa.

De hecho en la sentencia del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Huelva, fechada el pasado 12 de julio, la juez concluye que “tratándose de una caída que se produce por consecuencia de un desperfecto absolutamente notorio -reconoce el mal estado de la calle-, conocido con anterioridad por la recurrente, y ubicado en una zona no destinada al tránsito de peatones, la recurrente debió de haber extremado las precauciones, máxime si como afirma, iba acompañada de un menor, una vez asume el riesgo de atravesar una zona no destinada a ello, y sólo a ella cabe pues atribuir las consecuencias dañosas de su actuación libre y voluntaria”.

Es decir, que como no se cayó en la acera, sino en la vía pública, y como sabía que su calle está en mal estado porque ya lo ha había denunciado varias veces al Ayuntamiento sin que éste hiciera nada al respecto, se trata de una actuación negligente de Sara. Aunque ella se hace una pregunta: “¿Cómo puedo llegar al coche sin pisar la carretera?”

Porque así es como sufrió la caída. Salía de casa, y como en su calle el acerado está al ras del suelo, los coches aparcan hasta prácticamente tocar la fachada de los bloques de viviendas, de modo que tuvo que sortear los vehículos, y cuando iba a atravesar parte de la calle para montarse en el coche de su hijo, “tropecé con una piedra levantada, resbalé y caí de boca”.

La historia y su desenlace podrían quedar en una decepcionante anécdota si no fuera porque como consecuencia de la caída, Sara se fracturó el radio (un hueso del brazo) distal derecho (en la parte alejada o final del brazo derecho) y tuvo que estar en rehabilitación hasta finales de marzo de 2011. Además, sufrió varias contusiones en la cara y perdió cuatro dientes superiores días después de la caída por el fuerte golpe que también se dio en la boca.

Lo que más le limita su día a día es la fractura de la muñeca, ya que no se ha curado correctamente y tiene limitada su movilidad. De hecho, según se recoge en un informe médico que fue presentado en el juicio como prueba pericial, el resultado de la movilidad de la muñeca de Sara en los cuatro movimientos “es de 125 grados, frente a lo 220 de una muñeca normal”.

Ella tenía reconocido un grado de discapacidad del 37% por una artritis reumatoide, que ahora se ha elevado al 44% por la lesión de su brazo.

¿Y si me vuelvo a caer?
Tras recuperarse de la caída, Sara presentó una reclamación al Ayuntamiento que fue desestimada, por lo que interpuso un contencioso-administrativo. Dos años y medio después de su caída, por fin llegó la hora del juicio, que esta onubense califica de, como poco, “decepcionante”. La sentencia es firme, por lo que no cabe recurso. Sara ya se ha resignado a no recibir indemnización alguna, pero eso no le impide que vaya a seguir su lucha por que el Ayuntamiento arregle su calle, ya que su principal es miedo es: “¿Y si me vuelvo a caer?”

Hablamos de la calle Teniente de navío José Estrada Cepeda, que comunica Pío XII con la Plaza Houston. Concretamente, se trata del tramo que comprende los edificios del 16 al 20, ya que el resto de la calle sí ha sido arreglada.

Además de la inexistencia de rampas para minusválidos, la acera y la calle están en un estado intransitable, con desniveles, piedras sueltas, socavones, etc.

El Ayuntamiento conoce esta situación desde hace tiempo. De hecho, hace cuatro años, a través de la Asociación de Vecinos Las Palmeras, se impulsaron unas protestas que no tuvieron respuesta. Aunque Sara siente que la Justicia le ha dado la espalda, espera que al menos su caída sirva para que el Ayuntamiento mueva ficha y por fin arregle su calle.

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