El PSOE de Reyes parece reorientar su estrategia, con lo que podría facilitar la ascensión de Susana Díaz, soltar lastres y abrir expectativas para Jaén
La era Griñán al frente de la Junta y del PSOE andaluz va a quedar para la historia como la de una evidente falta de entendimiento con el PSOE de Jaén liderado por Francisco Reyes. Este problema político ha tenido sus consecuencias, la más visible, la disminución del peso político de Jaén en Sevilla que en otros tiempos tuvo un papel tan destacado, tanto en las consejerías del gobierno andaluz como en responsabilidades orgánicas. Este panorama ha perjudicado a la provincia porque el nivel de interlocución ha sido mínimo y Griñán no ha olvidado el posicionamiento crítico que llevó la provincia al congreso regional defendido por el propio Reyes. Durante este tiempo, por más intentos que se han realizado, la relación ha sido fría y distante, con un coste en imagen y sobre todo en negociación de proyectos para Jaén que es lo que realmente preocupa, porque tiempo que pierda el PSOE en sus disputas internas es tiempo que no se dedica a dar el impulso que Jaén necesita y que no puede hacerlo solo la Diputación, por mucha voluntad y decisión que tenga, sino que tiene que ser de común acuerdo con otras administraciones, y en especial, la Junta. Todo hace indicar, si se analizan todos los datos que están apareciendo en el actual panorama político abierto tras la renuncia de Griñán, que el PSOE jienense quiere aprovechar la oportunidad para reorientar su estrategia, con lo que podría facilitar, dentro de su neutralidad oficialmente anunciada, la ascensión de Susana Díaz y abrir puentes de diálogo, soltando lastres y abriendo expectativas a favor de Jaén, que parece el mejor discurso posible.
