Jaén

Mientras Jaén se desangra

Parece que algo empieza a moverse, surgen iniciativas ciudadanas, pero no de esas serviles que tanto gustan al poder, sino vigías críticos y valientes.

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Hace unos días, a propósito de la celebración de la fiesta constitucional, se ha vuelto a recordar el espíritu de la Transición, que los que no la vivieron difícilmente podrán entender. Salvo excepciones, los políticos discrepaban pero se respetaban, por eso fue posible que desde posiciones  diferentes se cuajaran grandes amistades. Ahora el ambiente se hace cada día más irrespirable, no ya arriba, que también, pero especialmente se percibe en los ámbitos más cercanos, y en el caso de nuestra ciudad el clima de enfrentamiento y de crispación se ha colado en nuestras vidas gracias sobre todo a la mediocridad que nos invade y de la que no podemos pasar porque nos tropezamos con ella en las decisiones que afectan al interés general, y por supuesto, en la calle, en la falta de respeto entre quienes nos desgobiernan, en la más absoluta insensibilidad ante todo lo que está pasando…Tenemos la sensación, cada vez más compartida, no hay más que fisgonear por las redes sociales y hablar con mucha gente, de que hay políticos que se van quedando cada vez más solos en la defensa de extraños intereses y desvaríos y al tiempo más alejados de los vecinos, porque aunque Jaén es como es, y aunque nos guste mucho hemos de reconocerla comodona y apática, parece que algo empieza a moverse, surgen iniciativas ciudadanas, pero no de esas serviles que tanto gustan al poder, sino vigías críticos y valientes. Este pueblo nuestro, que ya hemos dicho otras veces que responde in extremis por impulsos, necesita con urgencia de sus colectivos más dinámicos, de su sociedad civil, para poner freno a la batalla permanente que algunos libran mientras Jaén se desangra.

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