La estéril guerra de reproches ha aumentado el hartazgo de los jienenses que ven como se escapan otros cuatro años para mejorar
Mañana se cumplen tres años desde que el alcalde José Enrique Fernández de Moya llegara con su aplastante mayoría absoluta a la Alcaldía de Jaén. Tres años de mandato que se ha ido desinflando poco a poco a la par que la deuda municipal crecía hasta dejar la micropolítica de la que hizo gala el PP en meros recuentos temporales de recambios de baldosas y de pintura vial. El alcalde achaca la situación actual del Ayuntamiento a la peor herencia económica recibida en la democracia y no le falta su razón, pero a la asfixia financiera hay que sumar algunos otros parámetros. La falta de experiencia en la gestión municipal del equipo de gobierno se ha dejado notar y áreas como el de Hacienda se encuentran bloqueadas desde hace mucho tiempo con decisiones que se han anunciado en infinidad de ocasiones, algunas de ellas, que poco tienen que ver con el legado económico o con el PGOU por aprobar. Al otro lado, el grupo municipal socialista ha estado a la altura de la pobre gestión municipal, más preocupado por las heridas internas que no cicatrizan. Es más, comienzan a reabrirse conforme se acerca la elección del candidato. Al final, unos y otros, alentados y maltratados por las dos grandes administraciones en sus inversiones anuales, se han entregado a una estéril guerra de reproches que ha conseguido aumentar de forma exponencial el hartazgo de los jienenses, que ven como se escapan otros cuatro años para ver su ciudad cambiada.
