El SUP ha denunciado la situación de la comisaría, pero desde hace casi tres años ha desaparecido hasta el debate de su ubicación
En casa del herrero, cuchara de palo. Así se podría definir la situación que viven los 200 funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía en la capital con unas instalaciones que claman al cielo y que, por el momento, parece ser que van a sufrir durante muchos años. El Sindicato Unificado de Policía, como consecuencia de la trágica muerte de un detenido en el calabozo la semana pasada, ha denunciado los graves incumplimientos de la normativa vigente y de las propias circulares internas de la Dirección General de la Policía Nacional. Se preguntan qué tiene que pasar para que se ponga remedio a una situación crónica ya, como tantas otras, en la capital. Jaén, por su seguridad precisa unas nuevas instalaciones. Dos años y medio después de la llegada del nuevo comisario ni siquiera existe debate sobre la ubicación más adecuada de la nueva comisaría. Está claro que no hay dinero, pero al menos se podrían dar los pasos que propiciasen una ubicación definitiva, descartada como parece que fue la del Polígono del Valle junto a la Dirección General de Tráfico. La ubicación ideal para las instalaciones sería junto a los nuevos juzgados, tal y como se está haciendo en las capitales y localidades que tienen la suerte de ver renovado su patrimonio. Pero aquí ni siquiera está ese debate ya. Sería bueno, mientras tanto, que se subsanasen las múltiples deficiencias de las instalaciones actuales para que nadie esté, al menos, en peligro.
