No hay día en el que en la glorieta que regula el tráfico entre las avenidas Ingeniero Ángel Mayo, García Lorca y María Auxiliadora haya un susto, que en alguna que otra ocasión deriva en un accidente. Es lo que ocurrió ayer cuando un motorista tuvo que ser trasladado en ambulancia tras sufrir una caída, confirmaron fuentes del 112, en la que también se conoce como la rotonda del Asador Real. Aunque no se vio implicado ningún otro vehículo, el incidente volvió a poner la seguridad de este punto en entredicho.
Y es que, pese a soportar una gran afluencia de tráfico “a todas horas”, la falta de visibilidad y espacio para los turismos, su fisonomía (alargada) y la ausencia de semáforos la han convertido en un punto negro desde que se rellenó el carril central de la raqueta que regulaba el paso en esta avenida hasta entonces. Desde entonces, todo conductor que circule por esta intersección debe andarse con cuidado, "puesto que no les da tiempo a salir cuando ya tienen al resto de vehículos encima".
“Es que no es normal, a esto no se le puede llamar ni rotonda; es un círculo con tierra que en el que no se ve nada, bueno, ni siquiera tiene forma de círculo y la señalización es mínima; por la noche ya ni hablemos, el conductor se la traga fácilmente. Es un peligro”, señalaba ayer una vecina de El Almendral cansada de que el Ayuntamiento no meta mano a este enclave.
La situación se complica especialmente en las horas punta de entrada y salida de los trabajos y el colegio en una zona donde se concentra un número importante de centros educativos. “Que se vengan por aquí a las ocho de la mañana, a las dos de la tarde... y vean los frenazos de los vehículos. Es horrible. Es que está sin terminar, han puesto tierra en medio y ya está”, concluía otro residente de la zona.
