Jerez

“A primera hora nos repartimos pastillas en el hotel para aguantar la jornada”

Personal de los hoteles de la provincia de Cádiz denuncia la sobrecarga de trabajo que han sufrido este verano.

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  • Una camarera de hotel realizando su trabajo en una imagen de archivo. -
  • Horeca no entiende la protesta y afirma que ha habido más contrataciones que en 2022

Han esperado hasta finales de agosto para realizar su protesta y avisan de que el próximo marzo, antes de que comience la temporada estival, saldrán de nuevo a la calle para pedir unas condiciones de trabajo dignas si tienen indicios de que no habrá mejoras laborales con respecto a este verano que está a punto de terminar.

“La mayoría terminamos con una incapacidad que nos cuesta la vida que nos la reconozcan”

Y es que, mientras decenas de miles de turistas disfrutan de sus vacaciones en la provincia de Cádiz en sus hoteles y resorts, muchas personas trabajan a conciencia para que ese descanso sea lo más placentero posible. Aun a costa de su salud.

Pepi Pan Afanador es camarera de piso de una importante cadena hotelera nacional, además de ser responsable de salud laboral del sindicato Comisiones Obreras (CCOO). Atiende a INFORMACIÓN mientras discurre por Novo Sancti Petri una caravana de más de 40 vehículos como protesta por las condiciones laborales que sufren las plantillas de los hoteles durante los meses de verano.

No exigen mejoras económicas, sino que se contraten a más profesionales ante la sobrecarga de trabajo que afirman sufrir no sólo en ese importante punto turístico de la costa gaditana, sino a nivel general, si bien la protesta se llevó a cabo en Chiclana aprovechando la alta concentración de hoteles para hacer llegar mejor su mensaje.

“Aquí ya no hay límites”, lamenta. Para una camarera de piso el cálculo es limpiar y hacer una habitación en 14 minutos. En este tiempo se incluye el preparar el carro con los productos de limpieza, ropa de cama, toallas, geles y jabones para los baños; el desplazamiento entre una habitación y otra (que no tienen por qué ser seguidas), ir y volver de reponer los productos de limpieza, llevar a la lavandería la ropa de cama sucia y, como no, las merecidas pausas de descanso. “Nos obligan a ir corriendo para pode cumplir”, por eso exigen la figura del apoyo a la camarera de piso.

A eso hay que añadir que desde los hoteles no se hacen distinciones entre el cliente de congresos del de ocio, ensucie el primero la mitad o la cuarta parte que el que viene con la familia a pasar una semana de desconexión. El refuerzo de las plantillas con trabajadores fijos-discontinuos tampoco es suficiente, denuncia Pepi Pan, y más este verano “con muchísimos más turistas que el año pasado”. El problema es que “nos dicen que no encuentran personal, lo que pasa es que la gente dice que no porque quiere unas condiciones de trabajo justas”.

Y es que, Pepi explica que “es doloroso ver a tus compañeras repartiéndose las pastillas para aguantar la jornada antes incluso de empezar el día de trabajo. Y además, esperando a no tener que darse de baja. En hostelería no se mira la jornada ni se cuantifica. Y es lógico que la empresa tenga que ganar dinero, es más, nosotros queremos que le vaya muy bien, pero no a costa de nuestra salud”.

La camarera de piso señala que “a nivel organizativo se tienen que hacer cambios. Si tienes una previsión de clientes, tienes que tener una organización para que tus trabajadores tengan no ya calidad de trabajo, sino que no tengan que darse de baja”. Es más, añade que “en hostelería muy poca gente termina jubilándose. Aquí la mayoría terminamos con una incapacidad que nos cuesta la misma vida que nos la reconozcan como enfermedades profesionales, cuando precisamente la mayoría de nuestras dolencias son por movimientos repetitivos”. Y cuenta el ejemplo de un compañero, ayudante de cocina, al que le tienen que operar del túnel carpiano y “al que le ha costado mucho que se le reconozca la incapacidad. Cuando tenemos 50 y tantos años y una vida laboral de 30 años en hostelería estamos hechos polvo”.

En los restaurantes, bares y comedores de los hoteles el problema es el mismo. “Era julio y mis compañeros estaban ya dudando de si llegarían a terminar el verano. Hay que tener en cuenta que en hostelería no trabajamos ni por cuenta ni a destajo, la remuneración es por jornada de trabajo”.

Tras la temporada veraniega habrá hoteles que cierren sus puertas hasta la próxima primavera, mientras otros continuarán abiertos, eso sí, reduciendo sus plantillas ante la menor ocupación, “por lo que la sobrecarga de trabajo será la misma”. E incide Pepi Pan que el problema de fondo no es el económico. Es más, este año explica que se han beneficiado de una subida salarial del cinco por ciento, “pero tanto mis compañeras como yo lo tenemos claro. Hubiéramos preferido seguir igual pero no tener sobrecargas de trabajo. Para qué queremos ganar 700, 1.500 o 2.000 euros si con cincuenta y tantos años vamos a tener una incapacidad laboral de por vida”.

Horeca no entiende la protesta y afirma que ha habido más contrataciones que en 2022

Por parte de la patronal, el presidente de los hosteleros de la provincia de Cádiz, Antonio de María, se ha mostrado sorprendido por la motivación de la movilización celebrada esta semana, alegando que este verano ha habido un aumento en la contratación de personal respecto a 2022 "teniendo la misma ocupación". El dirigente ha asegurado no identificarse con las acusaciones de estrés y sobrecarga de trabajo a las que ha aludido CCOO para iniciar esta movilización en Chiclana.

“Esto está igual que siempre, hay más trabajadores contratados que el año pasado y se está haciendo la misma ocupación, así que ellos tendrán que responder de dónde sacan esas situaciones, porque en las empresas hay total normalidad y no hay ningún tipo de problema", ha aseverado.

En ese sentido, ha señalado las 61.000 contrataciones en el sector hostelero registradas en el mes de julio, cuando en 2022 fueron 55.000 trabajadores, un aumento que desde Horeca han valorado de forma positiva, ya que la patronal llevaba advirtiendo desde hace un tiempo de una "carencia" de personal cualificado para este sector.

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