Para encender el fuego

Publicado: 14/01/2025
Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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La colección Averso, publica “Rinzenmuseum”, una nueva entrega del poeta granadino Custodio Tejada
En el año 2002, Custodio Tejada editó su primer poemario, “Rosas de luz”. Desde entonces, su obra ha ido ampliándose hasta haber firmado otros cinco libros: “Urna de cristal” (2006), “El hábitat que pisamos” (2008), “Cigüeña de nieve” (2008), “Recuerdos y coordenadas” (2014), “Un horizonte de significados” (2021) y “Brújula Veleta” (2023).

Ahora, la colección Averso, publica “Rinzenmuseum”, una nueva entrega del poeta granadino (1969) que no es sino una invitación a adentrarse en un espacio donde la poesía se convierte en ritual de revelación. Porque en su afán de sacralizar lo cotidiano y trascendente, hay un yo que anhelaretener lo irrepetible, verbaliza larvívida sustancia y transformar la inherente naturaleza en un lenguaje extendido más allá de las palabras: “Marcha el poeta,/queda la poesía/ limpia y brillante,/ escrita a borbotones,/ leal y para siempre”.

En su preámbulo, el propio autor anota que en este volumen“un rosario de haikus inspira la primera parte. En la segunda, un conjunto de tankas lleva y trae de un trance a otro, de una mirada a un latido. Y un conjunto de poemas más largos ensancha el camino lector y vital del libro en las dos últimas partes. Rinzenmuseum tiene algo de templo, pero también de ágora y oráculo”. En él y frente a él, se halla el pasaje para un viaje hacia lo místico, donde la contemplado y lo sorprendente se entrelazan en una danza que lleva desde la percepción sensorial hasta el pensamiento metafísico: “Si me deja vivir/ la disonancia del mundanal ruido/ la mística fiel de lo cotidiano/ yo dejaré un rastro/ de miguitas de pan/ que lleven de lo sólido a lo etéreo (…) Y entregado a tu amor/ seré origen y destino de lo extraordinario”.

En el decir de Custodio Tejada se refleja la ambición de encender la lumbre de lo perdurable, de atisbar la profundidad y la acordanza de un ser que se presenta en forma de imagen pura, condensada en tres versos. Así, ocurre, en su primer apartado: “El jardín de los instantes luciérnagas o los trinos panojas”: “Feliz infancia:/ juegan en el recreo/ magia y memoria”

En lostankas, “Luminiscencias Gyotakus”, se amplifica la mirada de los poemas, llevándolos a otro nivel de introspección, pues, en ellos, se adivina un suspiro prolongado, una reflexión que abarca más espacio en su tiempo y en su pensamiento. Hay quietud y hay movimiento, un pálpito compartido que va más allá de la propia consciencia, como, por ejemplo, en el titulado La vida: “Momentos, solo momentos, una suma/ inacabada/ de frágiles vagones/ que al final descarrilan”.

Sus dos últimas secciones, “Cámara obscura” y “Puente místico”,se abren al lector como un diálogo que quisiera ser comprensión colectiva, conciencia unánime que haga despertar la realidad vital y que abra la dimensión de lo efímero y lo eterno en una suerte de lírico testimonio humano: “Estaba yo vencido y sin aliento/ cuando entraron los ángeles cantando/ en busca de mi alma/ para encender el fuego/ de la fe y su consejo”

 

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