Silencio, se juega

Publicado: 28/10/2015
Vivimos en un tiempo de niños solos y tristes, muy ocupados, incapaces de ver el mundo real porque andan enganchados a las imágenes de las pantallas
No sé de qué nos salva el juego a los adultos. En un anuncio de televisión de juegos de azar online, del desinterés de nuestra pareja. Él se ha dormido pero ahí está tu ordenador que nunca duermepara ofrecerte emocionantes posibilidades de dejarte el sueldo. Le abres la puerta de tu casa a un superhéroe amarillo que se mueve a toda velocidad con música estridente y te libra del aburrimiento.
¿Podría ser un anuncio para niños? No, los niños están más avanzados en cultura digital, la presentación de sus videojuegos es mejor y más elaborada. En esta publicidad se nos trata a los adultos con ingenuidad. ¿Será porque los adultos abren de manera ingenua las pantallas, ordenadores, tabletas, consolas, móviles a las mentes de sus hijos y nos tienen calados? ¿Qué entra en sus cerebros de una manera tan fácil y poco controlada? De todo, si no hay control paterno y además de forma adictiva. No deja de aumentar el tiempo que pasan los niños delante de una pantalla, cuando las clases y extraescolares no permiten al niño el juego tradicional.
El juego tradicional se define  como juegos infantiles realizados de forma individual o en grupos sin juguetes tecnológicamente complejos. Básicamente es un juego asequible a todos los bolsillos. Contrario a la época de consumo por excelencia, la navidad. Con su dosis de voy a compensarles a ellos por el poco tiempo que les dedico y a mí mismo porque por fin  tengo una justificación para abrir una cartera que se había vuelto muy aprensiva. Máximo, estando como estamos acostumbrados a consumir para solucionar frustraciones, sean del tipo que sea. El aprendizaje del consumo es el único garantizado a toda la población. La reina de la casa, la tele, no se cansa nunca de dictárnoslo y pocas veces desconecta.
Para el juego tradicional se necesita dedicación, compañeros, espacios.Con tanto parque y vamos a echar de menos los descampados, con sus malas hierbas, sus cardos borriqueros creciendo sin control, su barro cuando llovía. La libertad de imaginarse cualquier cosa en un sitio en el que apenas había nada. Aprendíamos a socializarnos. Porque jugando se aprende a convivir. Sin normas ni siquiera se podía empezar. Sin compartir,tampoco.En equipo teníamos más posibilidades de éxito.  Hoy se necesitan más psicólogos y logopedas. Antes, un grupo de amigos facilitaba tu expresión oral y ésta, la  expresión escrita.El juego nos enseñaba a ser adultos, en él nos atribuíamos los roles de los mayores.
Vivimos en un tiempo de niños solos y tristes, muy ocupados,  incapaces de ver el mundo real porque andan enganchados a las imágenes de las pantallas. Finlandia, país referente en educación, no enseña a leer  a sus niños hasta los siete años. ¿Qué hacen antes? Jugar. 

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