Pablo Casado navegaba plácidamente a través de la política con todas las ‘sofemasas’ -como llamaba Francisco Umbral a las encuestas- a favor después de la fallida moción de censura contra el PP en Murcia, cuando ha emergido desafiante la gigantesca figura política de Isabel Díaz Ayuso, que aspira a convertirse en presidenta de los populares madrileños. La moción de Murcia ha servido para que el personal se entere -sin pretenderlo- de que José Luis Ábalos es un mujeriego, porque las sucias filtraciones socialistas contra el exministro han convertido en un ‘Sálvame Deluxe’ las páginas políticas de algunos papeles, y Casado corre el riesgo de perder parte del crédito político adquirido con aquel fiasco primaveral del PSOE. A Casado le ocurre lo que escribía ese poeta argentino triste: “En mitad de la tarde se le hizo de noche”.
Pero las crisis del PP por guerras internas en Madrid son antiguas. Mariano Rajoy soportaba con gesto resignado de eficiente registrador de la propiedad “los lunes negros” que incansablemente le preparaba Esperanza Aguirre, frustrada aspirante a lideresa nacional, hace unos 15 años. Y los presidentes regionales del PP observan ahora con asombro y preocupación esta batalla madrileña, sobre todo desde Andalucía y Castilla León, comunidades en las que se baraja el adelanto electoral. Porque esos comicios podrían coincidir con unas primarias de cuchillo entre Ayuso y el alcalde, José Luis Martínez Almeida. Aunque Almeida, persona tranquila y del Atlético, que es como un Tierno Galván sin carisma y de derechas, prefiere los asuntos de la Villa, que las aceras de la ciudad están sucísimas, antes que la vida orgánica del partido, más si todo ello ha derivado en lo que el maestro Matías Prats llamaría un problema “de collones”.
Esperanza Aguirre amagó con moverle la silla a Rajoy desde la Puerta del Sol, sede de la Comunidad, como algunos sospechan que pueda hacer ahora Ayuso a Casado. Porque la vida madrileña se ha llenado de “terraceo” y bares abarrotados de gente, de conversación y risas, de ansia de diversión del personal tras la pesadilla. De lo que podríamos llamar “una atmósfera Ayuso”. Porque Ayuso ‘pasa la batería’, como se decía antes de las grandes actrices, circunstancia que en absoluto sucede con el funcionarial Casado. Además, Miguel Ángel Rodríguez, asesor de la presidenta y uno de los principales urdidores de esta movida, quizás recuerde diariamente a Ayuso la letra de aquella canción: “Eres como todas las mujeres, pero no te pareces a ninguna”. La batalla del PP, decíamos.