La Selección

Publicado: 18/06/2018
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Da la impresión de que La Roja se ha descolorido algo en los dos últimos meses, aunque no se pueden extraer conclusiones contundentes de partidos de preparación
La Selección Española ha dejado una indeseable atmósfera de preocupación entre los aficionados en los dos partidos amistosos que ha disputado en la antesala del Mundial: ante Suiza y, sobre todo, el pasado sábado frente a Túnez. España fue ante Túnez, salvo en los últimos minutos, un conjunto sin profundidad, sosote, que practicó un fútbol, a veces, insoportable. Como ha escrito el periodista Santiago Segurola, “el balón, tradicional amigo de la Selección Española, se convirtió en ocasiones en un artefacto incómodo”. 

Da la impresión de que La Roja se ha descolorido algo en los dos últimos meses, aunque no se pueden extraer conclusiones contundentes de partidos de preparación. Pero España no exhibió ante Suiza ni ante Túnez aquella autoridad que caracterizó su juego en los partidos de la fase de clasificación, donde tumbó a Italia, ni en amistosos no muy lejanos, como en ese brillantísimo (6-1) frente a Argentina. Ha aparecido algún perfil inquietante. El fundamental radica en determinar exactamente el estado físico del combinado, con jugadores que han disputado una enorme cantidad de partidos durante esta temporada, muchos bajo una presión anímica descomunal. Además, hay futbolistas que pueden estar distraídos con cuestiones relacionadas con su futuro. Como Andrés Iniesta, que deja el Barcelona para irse a Japón. O los internacionales del Real Madrid, que todavía no conocen quién será su futuro entrenador.

De todos modos, el amistoso frente a Túnez dejó un detalle destacado: la capacidad del seleccionador, Julen Lopetegui, de leer el partido sobre la marcha, advertir los errores, y ponerles remedio. Y el viernes espera la selección portuguesa en esa megaproducción futbolística que es el Mundial. Y ahí estará Cristiano Ronaldo, futbolista estratosférico, pero públicamente distanciado de Florentino Pérez, su presidente, debido a las diferencias entre uno y otro para la renovación de su contrato con el Real Madrid. En todos sitios hay, pues, problemas. España arranca con alguna incógnita imprevista. Pero los aficionados veteranos recuerdan, por ejemplo, que la Selección no se clasificó ni para el Mundial de México 70 ni para el de Alemania 74. Ahora, afortunadamente, el debate está en si la Selección se trae o no la copa. En su nivel de protagonismo durante el campeonato. Otros tiempos. Y mucho mejores.

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