Isabel Díaz Ayuso es la estrella del ‘prime time’ del Partido Popular (PP). El humorista Carlos Latre ha dicho recientemente en una entrevista que la presidenta de la Comunidad de Madrid resulta muy difícil de imitar, que él no lo ha conseguido aún, porque habría que tener en cuenta desde su modo de hablar a esa peculiar forma de quitarse la mascarilla en las ruedas de prensa. Díaz Ayuso, pues, marca la diferencia en todo. El PP carece de barones con perfil propio y carisma en España, salvo Alberto Núñez Feijóo. Pero desde que llegó al poder en agosto de 2019, Ayuso ha emergido como una líder singular, inclasificable, única, una política que sólo se puede poner en contexto en el vértigo de este nuevo tiempo de cambios o de cambio de época. “Madrid es España y España es Madrid”, repite.
Ayuso parece que tiene en la cabeza aquel remoto mapa de la Red de Ferrocarriles Españoles de los años 60, que tenía su núcleo en Madrid, ciudad de la que partían o llegaban todos los trenes. De esa confluencia de los expresos de medianoche con la máquina a carbón desde la estación de Atocha parece haber construido Ayuso su doctrina ideológica madriles. Ella está envuelta en una bandera de España y en otra de su comunidad, tal y como la dibuja Peridis en el periódico. Francisco Umbral, el gran cronista del Madrid de la segunda mitad del siglo XX, seguramente la habría llamado ‘Niña Isabel’. De modo que Díaz Ayuso se fue este fin de semana a Cataluña a dar mítines, abriendo la campaña electoral, en parte como reclamo contra los independentistas y en parte también como importante baluarte para evitar el ‘sorpasso’ -adelantamiento- de Vox al PP, que tendría dañinas consecuencias políticas posteriores para los populares. Días antes, en un pleno de la Asamblea, Ayuso afirmó contundentemente: “El señor Illa se volvió contra Madrid cuando en septiembre decidieron que iba a ser el candidato en Cataluña, lo que demuestra que para el PSOE hay que hundir Madrid para ganar puntos con el independentismo en Cataluña”. Llegó con el decidido propósito de hacer una dura oposición a Pedro Sánchez desde la Comunidad madrileña, pero se topó con la trágica pandemia. Y con sucesivas desgracias menores pero importantes, como la nevada. Pero vendrá el momento -esperemos- en que todo pase y podamos gustar ese sabor a tierra y sol crudo que tiene la vida. Entonces habrá que analizar en detalle la labor de Díaz Ayuso que, hasta ahora, entre otras cosas, no ha dejado huella legislativa ninguna.
