Boris Izaguirre ha escrito que Toni Cantó tiene “voz de método y una sonrisa propia de una década de los 80 muy vivida”. Cantó empezó a darse a conocer a mediados de los 80, cuando presentó un programa de sobremesa en televisión, que era muy seguido, y por el que también pasó Guillermo Fesser, que en las conversaciones particulares sostenía que estaba leyendo maravillado ‘El señor de los anillos’, libro del momento, antes de ponerse a crear Gomaespuma. Cantó insistía en las entrevistas en que quería ser actor, pero no mencionó nada de la política. Y rápidamente inició, más sobre el escenario que en el cine, una destacada carrera como intérprete, que lo condujo, entre otras cosas, a trabajar, dirigido por Pedro Almodóvar, en ‘Todo sobre mi madre’, donde interpretaba a un padre transexual. Su posterior irrupción en política sorprendió a muchos.
Lo hizo en la UPyD -hace poco definitivamente liquidada- que presidía Rosa Díez. El furor ‘todo por el centro’ con el que se empleó en Las Cortes valencianas Cantó, tanto en esa formación como luego en Ciudadanos (Cs), contra el Partido Popular (PP), en nada hizo presagiar su inesperado salto a las filas populares cuando Isabel Díaz Ayuso convocó en enero las elecciones anticipadas en Madrid y Cs se desvanecía. Cantó comenzó un “partido a partido” con más firmeza con la que Diego Simeone pronuncia desde hace años esas palabras.
En 2019, Toni Cantó protagonizó la obra ‘Bella Vista’, su última incursión teatral, en el Valle Inclán de Madrid, junto a Ruth Gabriel, y aquellos actores estaban encantados de tener un compañero de reparto tan destacado, un hombre al que votaba mucha gente, aunque insistían en que en los camerinos nunca hablaba de política. Ahora Cantó está en su laberinto. Se ha desenganchado en poco tiempo de los escenarios y de la política. Ha apoyado de manera febril en los mítines a Ayuso, pero los jueces anularon su candidatura por el insuficiente tiempo en el que figuraba empadronado en Madrid. Y en los últimos días, Cantó incluso aludió a la desesperada que quería liderar el PP -al que tanto había atacado desde su escaño- en la Comunidad Valenciana. Cantó quizás sienta ahora que ha servido de ‘tonto útil’ al PP de Madrid por aportar una imagen que haya podido atraer a votantes de Ciudadanos. Y cada día se enreda más en el laberinto. Lo escribió alguien: “Las explicaciones acerca del laberinto pueden ser más complicadas que el propio laberinto”. Cantó se encuentra ahora más cerca de ‘Tartufo o el impostor’ que de un escaño.