Tropic thunder, más burla que parodia / Supersalidos, no es otra estúpida película americana
Nos han vendido Tropic Thunder como el no va más de la nueva comedia americana, como el máximo exponente de una nueva corriente cómica que no entiende de límites a la hora de hallar referentes y hacerlos saltar por los aires, a la hora de arremeter contra lo políticamente correcto, de mostrar las vergüenzas de la industria, de instaurar nuevos códigos y nuevos compromisos por los que hasta ahora se mantenían dóciles ante los estudios…
Ben Stiller, actor director, Robert Downey Jr, el actor blanco negro, y Jack Black, pelo pintado, en una falsa-real secuencia de Tropic Thunder
Pero después de ver Tropic thunder uno sólo puede interpretar todo lo que nos han vendido como la teoría, la filosofía de trabajo, el punto de partida, porque, en realidad, la película no es parodia, no es agresiva, no es crítica, ni siquiera sarcástica, sino que se queda en una cómica burla -a ratos muy divertida, en otros sólo ocurrente- en la que se recopilan ocurrencias y situaciones que más allá de poner en tela de juicio, en este caso, el funcionamiento de Hollywood, se muestra como una opción para convivir dentro de la industria echando unas risas a costa de ella, aunque con chistes de fogueo. No hay nada excesivamente original ni ingenioso en el transcurso de la película, o al menos que logre sorprendernos, a no ser que por lo primero se entienda la intención de los protagonistas de reirse de ellos mismos y de lograr involucrar en el proyecto a numerosas estrellas del celuloide en sucesivos cameos y a Mathew McConaughey y Tom Cruise en dos papeles secundarios pero relevantes, el primero como agente de artistas, y el segundo como un despiadado, seboso y hortera productor multimillonario que aparece con facciones irreconocibles y que ejemplifica parte de las intenciones de la película. Todo es una excusa para sumar anécdotas y situaciones supuestamente basadas en casos reales de otras producciones, y el resultado tiene su gracia, pero poca mala leche.
Hace cosa de un año, la crítica especializada también se hacía eco de una nueva corriente en el género de la comedia encabezada por el director y productor Judd Apatow, apoyado en los guiones de Seth Rogen. Lo cierto es que antes de señalarlo como tal le habían dedicado suficientes varapalos con Virgen a los 40 como para no hacerle caso nunca más. Sin embargo, el estreno casi consecutivo de sus dos nuevos proyectos, y la incidencia de los mismos en el público y la crítica americana, obligaron a prestarle algo de atención. Estamos hablando de Supersalidos y Lío embarazoso. De las dos, la primera es la que congrega los mejores atributos y argumentos para hablar, en este caso sí, de una nueva predisposición hacia la comedia, aunque el principal público de destino sea el adolescente. Lo cierto es que con semejante título para su distribución comercial en nuestro país, poco cabe esperar de ella, por lo que hay que evitar dejarse engañar por las apariencias. A simples rasgos, Supersalidos es un trasunto de American Pie, salvo que echa con alguien con dos dedos de frente y que no se limita ni a los chistes verdes, ni a los delirios escatológicos; es cierto, se sirve de los mismos para arrancar las carcajadas, pero logra ir más allá, logra dar sentido a las vidas y aspiraciones de sus tres inadaptados protagonistas y, más aún, llegar a determinadas conclusiones en torno a sus relaciones personales y a la necesidad de hablar de las chicas como meros objetos con los que satisfacer sus apetitos sexuales. Tal vez parezca mentira, pero Supersalidos no es otra estúpida película americana, aunque su título, su trailer y sus protagonistas parezcan inducir a todo lo contrario.