Tengo un amigo que suele jugar a inventarse títulos de películas imposibles, del tipo Choque de trenes en alta mar. Entre sus preferidos se encuentra La bala que dobló la esquina y mató al que no estaba. Pues este último ya no le vale, porque ese mismo podría ser el subtítulo de Wanted, la adaptación al cine de la novela ilustrada creada por Mark Millar y J.G. Jones, a tenor de lo visto a lo largo de la proyección, en la que las balas con efecto son la sensación absoluta de la puesta en escena -la cosa ha dado hasta para artículos de tiradores profesionales desmintiendo que una bala pueda hacer eso-. No conozco el comic book original, pero sí referencias que lo describen como mucho más siniestro, perverso y violento que la versión cinematográfica. Tampoco es que se hayan quedado cortos, aunque sí se echa en falta en el transcurso de la película algo tan imprescindible como cierto sentido del humor, aquí reducido a guiños interesados hacia el espectador. El director ruso Timur Bemkambetov, que debuta en Hollywood tras el éxito de sus Guardianes de la noche y Guardianes del día, intenta convertir el producto en un estilizado proyecto autorial, aunque carente de sensibilidad y emociones, embarcado en una pretenciosa espectacularidad cargada de efectos que nunca llega más allá de lo que muestra, pese a las posibilidades que se abren a lo largo de la narración. Una espectacularidad, por otro lado, que roza el absurdo en determinados momentos: ¿cómo es posible que una camioneta de reparto mantenga el ritmo de velocidad del deportivo que conduce Angelina Jolie en la primera persecución? Más aún, ¿qué gasolina le ponen en Moldavia a la tartana que roba para perseguir al tren por un carril y lanzarlo contra el interior de un vagón? Y, ¿por qué cualquier espectador se puede hacer estas preguntas y no los que han escrito el guión o planificaron las secuencias?. Al menos nos queda el consuelo de disfrutar con las escasas apariciones de Angelina Jolie, que se come en la pantalla a todo el que ose compartir plano con ella, pese a que se haya tenido que conformar con un papel especie de hermana rebelde de Lara Croft. Pero la película se reserva una sorpresa final: un atractivo tema musical de despedida, The little things, interpretado por Danny Elfman, autor de la banda sonora y uno de los más reputados compositores con los que cuenta Hollywood en la actualidad, gracias a las extraordinarias partituras que han surgido de su colaboración con Tim Burton. La voz de Elfman ya la conocíamos de Pesadilla antes de Navidad, en la que interpreta los temas de Jack Skelleton, aunque ahora ha logrado adaptarla a un estilo rockero que bien podría hacer propio el Paul McCartney más interesante de los últimos años -el de Chaos and Creation in the backyard-. Por si no han tenido la oportunidad, aquí lo tienen…