El perdurable encanto de Wisteria Lane

Publicado: 23/06/2009
La quinta temporada de Mujeres Desesperadas está a punto de llegar a su fin en La 2. Posiblemente, ha sido una de las más irregulares, con varios capítulos insustanciales y prescindibles, pero en líneas generales ha sabido mantener el interés y, por supuesto, crecerse en los momentos decisivos gracias a su habilidad para manejar los códigos del suspense y cruzarlos con los de la comedia romántica tradicional. Tal vez se le pueda achacar que siguen pasando demasiadas cosas en Wisteria Lane -la calle de la inexistente ciudad de Fairview en la que residen las protagonistas- y que cada temporada no hace sino estirar un poco más el chicle de su exitosa fórmula mágica, aunque más cosas, más increíbles y más inverosímiles pasan en esa tontería nacional llamada El internado, a la que anda enganchada una audiencia muy superior a la de las amas de casa norteamericanas sin siquiera preguntarse si no les estarán tomando el pelo.


La calle Wisteria Lane, por cierto, no existe, está construida dentro de los estudios Universal y se la conoce como Colonial Street por el personal técnico, que no sólo ha rodado en la misma esta serie, sino secuencias de otras muchas series y películas a lo largo de los últimos sesenta años, desde La familia Monster a Se ha escrito un crimen, o desde El invisible Harvey a los Gremlins. En un principio sólo se levantaron las casas de las protagonistas y una parte de la calle, pero a partir de la segunda temporada el escenario fue creciendo progresivamente y reconstruido de nuevo para la quinta temporada después del episodio del tornado que arrasó con varias viviendas en el que fue el capítulo más caro de la historia de la televisión hasta entonces.

El éxito de la serie, como decíamos, se basa en la equilibrada combinación de varios géneros -comedia, drama, suspense...-, en una correcta combinación de tramas, unos guiones muy bien trabajados y muy hábiles a la hora de desechar o recuperar historias en punto muerto y, por supuesto, en un sólido reparto al frente del cual siguen luciendo sus encantos Teri Hatcher, Felicity Huffman, Marcia Cross y, por supuesto, Eva Longoria. Siempre he sentido especial debilidad por Teri Hatcher y lamentaba que su carrera en el cine no hubiese sido más pródiga e interesante -¿tal vez la maldición de haber sido chica Bond pudo con ella?-, por lo que cuando descubrí su presencia en esta serie sentí una especie de alivio y de liberación, después de más de un año enganchado a la reposición de Lois y Clark. Sin embargo, cualquiera pudo adivinar que ésta no era serie de un solo personaje y que Hatcher iba a ser una más dentro del atractivo cuarteto principal en el que, a un lado el evidente ascenso mediático de Eva Longoria, hay que aplaudir el excelente trabajo de Felicity Huffman, de la que les recomiendo que vean la película Transamerican, en la que da vida a un transexual que lucha por su dignidad.

La quinta temporada acaba con suspense, aunque no del tipo dramático, sino expectante, ya que el plano final no deja adivinar quién se casa con quién -lo dejamos ahí para los que no hayan visto aún el episodio-, y por supuesto con la baja del personaje de Eddie Britt, que se ha convertido en el reclamo de la productora para mantener la atención de los espectadores en el tramo final. A partir de ahora, Wisteria Lane aguarda el regreso del set de rodaje consciente de su perdurable encanto y el de las historias que quedan por asomarse tras los visillos de sus ideales casas de madera.

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