Boris Bondarev es el único diplomático ruso que renunció en protesta por la invasión rusa de Ucrania, de la que esta semana se cumple un año. En una entrevista con EFE pide a Occidente redoblar el apoyo militar a Ucrania para derrotar al "régimen criminal" de Vladímir Putin.
Bondarev, que tiene 42 años y vive en Suiza, cuenta en una entrevista telemática que se encuentra bien y prefiere no hablar sobre su seguridad o si ha recibido amenazas. "Soy una pieza muy pequeña para que se molesten por mí", confía.
Después de 20 años como diplomático, Bondarev dimitió con una carta pública el pasado mayo cuando trabajaba en la misión de Rusia ante las Naciones Unidas en Ginebra.
En su renuncia criticaba una guerra "sin sentido", se avergonzaba de su país y criticaba que el Ministerio de Exteriores ruso difundiese "mentiras, belicismo y odio".
PASIVIDAD Y LEALTAD
Ningún otro diplomático ruso siguió su ejemplo, al menos de forma pública. Él no se siente decepcionado porque conoce el ambiente de pasividad y lealtad que se alienta.
"No puedo decir que esté decepcionado porque no esperaba nada. Conozco a mis compañeros. Si más gente hubiera hablado de forma pública quizá habría sido diferente. Pero si esa gente existiera sería un ministerio distinto y esta guerra, posiblemente, no hubiera tenido lugar", afirma.
Él mismo nunca creyó que Putin, a quien responsabiliza de la guerra, fuera a invadir Ucrania.
"Sabía que era un régimen corrupto, que eran unos ladrones, pero nunca pensé que pasarían de ser ladrones a asesinos y criminales de guerra", sostiene.
Bondarev resume el contrato social en la Rusia de Putin: si evitas meterte en política y criticar al Gobierno no tendrás problemas. A cambio tu vida seguirá más o menos igual incluso durante la guerra.
"En Moscú las tiendas están abiertas, los restaurantes están llenos. La gente se entretiene. No hay nada que permita ver que hay una guerra", explica.
Y añade: "A nadie le importa lo que está pasando en algunos lugares remotos y más pobres de Rusia, donde más soldados se reclutan. Y además no tiene ninguna difusión".
Esta mentalidad de no inmiscuirse en lo que sucede, salvo una minoría activa, es una herencia del pasado soviético del que Putin se beneficia.
"Putin ha enseñado a la gente durante 20 años que debe ocuparse sólo de su propia vida. Y dejarle a él todas las cuestiones del Estado", indica.
En este año de guerra, lo que más le ha sorprendido es el pobre desempeño del Ejército ruso, mucho más de lo que ya sospechaba por la corrupción.
"La corrupción y la incompetencia son las características centrales del régimen de Putin. Así que no debería sorprenderme", afirma.
SÓLO HABRÁ PAZ SIN PUTIN
El exdiplomático considera que "si se quiere la paz, se debe sacar a Putin y a su régimen de la ecuación".
Bondarev insiste en que Putin no tiene nada más que ofrecer al pueblo ruso y que todo lo que hace ahora es culpar a supuestos enemigos externos de los males del país y de sus propios errores.
"Siempre será una fuente de guerra, de agresión, de desestabilización. Y si Putin es derrotado y se queda en el poder, se lo tomará como un insulto personal y buscará vengarse", vaticina.
"Esta guerra es su guerra personal, porque nadie a su alrededor quería esta guerra. Y no la quieren ahora. Ellos sólo lo siguen porque no es su responsabilidad pensar y decidir", afirma.
El disidente critica a los países que apoyan a Ucrania por no entregar las armas que puedan dar a Kiev la victoria.
"Europa y Estados Unidos parece que no quieren que Ucrania gane esta guerra. Parece que quieren presionar a Ucrania hacia la paz con Rusia. Como fórmula para salvar la cara a Putin", sostiene.
Por eso pide redoblar la entrega de armamento a Ucrania, porque una derrota del régimen de Putin beneficiaría también a Rusia.
"No sé cuántos tanques tiene España, pero si tiene cien tanques, que los entreguen a Ucrania. Sería una gran contribución a la seguridad de toda Europa", indica.
También reprocha los discursos pacifistas que piden no entregar ayuda militar a Kiev: "La guerra no va a parar milagrosamente si no se dan armas. Habrá, en todo caso, una victoria rusa".
Según Bondarev, ese discurso pacifista, además de paternalista y arrogante, usa la soberanía de Ucrania como moneda de cambio.
"El pueblo ucraniano debería tener el derecho a decidir si quieren la paz o si quieren luchar o recuperar todo su territorio", sostiene.
"Y esos pacifistas parecen decir: a Ucrania la podemos dividir. Intercambiar una parte de Ucrania con Putin a cambio de algo, como si no fueran un pueblo libre sino algo inferior que se puede sacrificar", concluye el exdiplomático.
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El diplomático ruso que dimitió por la guerra: Sólo habrá paz sin Putin
"Soy una pieza muy pequeña para que se molesten por mí", confía
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