Ordóñez recordó que llevamos diecinueve meses de crisis durante los cuales se han visto “en todas partes” este tipo de decisiones gubernamentales, aunque insistió en que en España “hasta ahora no ha sido necesario rescatar a nadie”.
Admitió la existencia de un problema en el aumento de la morosidad, que “afecta a las cuentas de resultados de las empresas” y que deberán determinar si necesitan o no reestructurarse.
Afirmó que hay distintas maneras de abordar los cambios, una de las cuales es la fusión de entidades y otra, la reestructuración de sucursales, al tiempo que incidió en que el Banco de España “ni va a fomentar ni va a impulsar estas operaciones”.
Se refirió a la “evidente” caída en la demanda de créditos y, aunque admitió que “si se compran menos coches se piden menos créditos”, también comprendió una actitud más cuidadosa a la hora de ofrecer financiación y advirtió de que la sociedad no puede permitirse un endeudamiento similar al experimentado en los últimos años.
Agregó que este exceso de deuda provocó un aumento sin precedentes en la demanda interna y, por ello, del crecimiento.
El endeudamiento de las familias y empresas españolas, dijo, se duplicó entre 1999 y 2007, y en el caso de las empresas pasó del 270% a casi el 600% del excedente bruto de explotación, y el de las familias pasó del 60% al 130 % de la renta bruta disponible.
Fuentes financieras consultadas por Efe discreparon sobre cómo deben interpretarse las declaraciones de Ordóñez, al no descartar intervenir una entidad financiera “si fuera necesario”.
Esta consideración del gobernador podría tratarse sólo de “una hipótesis de futuro más que de una realidad”, especialmente si se tiene en cuenta que la crisis financiera hace tiempo que comenzó y la recesión económica está afectando a las entidades y a sus perspectivas de futuro, señalaron fuentes financieras.
No obstante, otras voces del sector destacaron que el Banco de España es el que realmente posee toda la información necesaria para saber si una entidad, banco o caja, requiere una intervención estatal, ahora o en el corto plazo.
Por eso inciden en que “él sabrá por qué lo dice”, a la vez que matizan que puede tratarse de un “aviso para navegantes” para que se propicie, entre las entidades, la concentración de sus redes o la fusión con otras.
