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La divulgación de los acuerdos Gobierno-FARC aminora críticas en Colombia

Las dudas sobre qué se estaba negociando realmente en La Habana, sede de los diálogos entre las partes, han alimentado un debate público en el país desde el momento en que éstos se iniciaron, en noviembre de 2012

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  • Santos. -

La divulgación de los tres preacuerdos alcanzados entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) aminoró hoy las férreas críticas de algunos grupos con el proceso de paz, que afronta ahora una nueva etapa de transparencia.

Las dudas sobre qué se estaba negociando realmente en La Habana, sede de los diálogos entre las partes, han alimentado un debate público en el país desde el momento en que éstos se iniciaron, en noviembre de 2012.

En estos casi dos años, la desconfianza ante el hermetismo tras la consecución de cada punto, del que se revelaban solo los detalles esenciales, se ha combinado con determinadas "filtraciones parciales".

Así las ha definido hoy el ministro de Interior, Juan Fernando Cristo, que ha acusado a estas grietas de originar "toda clase de malas interpretaciones y rumores", en tanto que la guerrilla destacó en Cuba que la decisión rompe "el inútil secretismo" de los diálogos.

"Al comienzo del proceso decidimos no publicar los acuerdos para proteger el proceso, pero hemos considerado que ya el proceso ha avanzado lo suficiente como para hacer público lo que hemos acordado", dijo el miércoles el presidente, Juan Manuel Santos.

Con la divulgación ese día de los textos, que contienen en total 65 páginas que desgranan lo acordado provisionalmente en cuestiones como la propiedad de la tierra, participación política y drogas ilícitas, Santos espera acallar los rumores de críticos al proceso que alegaban que en la capital cubana se trataban otros asuntos.

Fue el caso de algunos sectores militares o el partido de derechas Centro Democrático (CD), liderado por el expresidente Álvaro Uribe, que afirmaron que en la sombra se negociaba una reducción importante de las Fuerzas Armadas o el modelo económico, en referencia a la propiedad de la tierra, uno de los orígenes del conflicto armado colombiano.

Hoy, sin embargo, todas esas dudas parecen haberse disipado entre el aplauso general a la medida.

La ONU, activa colaboradora de las negociaciones, se mostró confiada en que los preacuerdos ayudarán a "sembrar la confianza ciudadana" necesaria para culminar el proceso de paz con "éxito".

La Iglesia católica, por su parte, pidió a través del presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Luis Augusto Castro, que los borradores se traduzcan a "un lenguaje muy sencillo para que la gente común y corriente, los menos letrados y enterados en el asunto, puedan entender".

En las primeras horas tras conocer los documentos, los halagos vinieron de distintas personalidades políticas como el expresidente y ahora secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper, quien dijo que es "la oportunidad para decir que en el proceso no hay gato encerrado".

También lo consideraron positivo el presidente de la Comisión de Paz del Senado, Roy Barreras, que lo calificó de "buenas noticias", o líderes políticos como Clara López, del izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA) o Piedad Córdoba, de Colombianos y Colombianas por la Paz (CCP).

Por su parte, la legisladora del CD Paloma Valencia, crítica con los acuerdos, dijo que "celebraríamos mucho saber qué se va a revelar, ya que sabemos de las manipulaciones del Gobierno al proceso".

Mientras el Partido Conservador anunció que creará una comisión para estudiar a fondo los textos, el Gobierno de Santos consideró que la página de las dudas ya está pasada y centró sus esfuerzos en reiterar ante la comunidad internacional que Colombia ya se está preparando para un eventual posconflicto.

Para conseguirlo aún le queda resolver el actual punto, referido a las víctimas, y el quinto y último, que aborda la dejación de las armas y alto el fuego bilateral, cuyas conclusiones también se espera que se hagan públicas.

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