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Oposición birmana reclama suavizar la severa ley de ciudadanía

En un comunicado, apoyado por su líder la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, la LND pidió una mayor flexibilidad con el objetivo de permitir a más gente que aplique a la ciudadanía

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  • Leyes. -

La Liga Nacional para la Democracia (LND), principal partido opositor en el Parlamento de Birmania, reclamó que el Gobierno suavice la severa ley de ciudadanía de 1982, con el objetivo de aplacar una de las razones que han impulsado la crisis migratoria en el Sudeste Asiático, informan hoy medios locales.

En un comunicado, apoyado por su líder la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, la LND pidió una mayor flexibilidad con el objetivo de permitir a más gente que aplique a la ciudadanía.

"También pretendemos que las condiciones para la ciudadanía se relajen. Si ellos (las personas) se convierten en ciudadanos (birmanos) pueden viajar a cualquier lugar, conforme con la Constitución", instó Nyan Win, portavoz del partido, sin referencia a la palabra "rohinyá".

Birmania recoge en su ley una lista de 135 grupos étnicos reconocidos de manera oficial por el Gobierno en la que no se incluyen a la etnia musulmana de los rohinyá, que habitan desde generaciones en el este del país.

Las autoridades birmanas prefieren referirse a este grupo como inmigrantes "bengalíes".

El partido opositor ha reiterado que "los derechos humanos, derechos democráticos y el estado de derecho deben ser escuchados, mientras que las palabras y comportamientos que alimentan los conflictos raciales deben ser evitados para resolver los problemas del estado Arakan (Rakine)", donde viven los rohinyá.

La LND ofreció una hoja de ruta con siete puntos para aliviar las tensiones entre la mayoría budista y la minoría musulmana en dicha región que incluyen "fronteras de seguridad", luchar contra la "profunda corrupción" y el reparto de "ayuda humanitaria".

"Mientras más lento tomemos medidas, más grande se convertirá el problema", apunta el escrito, según recoge el diario "The Irrawaddy"

El Sudeste Asiático atraviesa una crisis de inmigrantes indocumentados desde que Tailandia decidió actuar contra las mafias de traficantes de personas, tras descubrir un campamento clandestino en el sur del país con decenas de tumbas a principios de mayo.

Tras la actuación de las autoridades, unos 3.000 inmigrantes han desembarcado en Indonesia o Malasia, países que se han comprometido a acoger a todos los inmigrantes en alta mar siempre que la comunidad internacional se comprometa a reubicarlos en el plazo de una año.

La mayor parte de estos inmigrantes pertenecen a la etnia musulmana rohinyá perseguida en Birmania (Myanmar) y bangladesíes que huyen de la pobreza.

Hace una semana, Malasia informó del hallazgo de 28 campamentos y 139 tumbas en el norteño estado de Perlis, en la jungla que cubre la frontera que Malasia y Tailandia comparten.

Unas 25.000 personas zarparon en barcos desde Bangladesh y Birmania hacia Tailandia, Malasia e Indonesia durante el primer trimestre de 2015, el doble del número registrado en el mismo periodo del año pasado, de acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Según estimaciones de la ONU, unas 2.600 personas seguirían atrapadas en alta mar en el golfo de Bengala.

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