Playas de Sevilla

Publicado: 31/07/2023
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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Sevilla no tiene mar, hasta ahora el río Guadalquivir ha podido suplir la falta para construir una sociedad y una economía marítimas, quizá en recuerdo de...
Sevilla no tiene mar, hasta ahora el río Guadalquivir ha podido suplir la falta para construir una sociedad y una economía marítimas, quizá en recuerdo de aquel golfo convertido en lago Ligustinus, que permitía a la ciudad alejar posibles invasiones. Quizá por eso nadie ha sido capaz de quitarle su pasión marítima. Sevilla tendría mar si nadie hubiera inventado las provincias, o las hubiera trazado de otra forma. O si tres años después del invento, no le hubiera quitado los términos municipales de Hinojos y Almonte. “Eso ya es agua pasada” dirán algunos; pero esto no es una queja, es una constatación de por qué esa afición, más aún esa pasión.

Lo peor para mantener una economía histórica fueron aquellas delimitaciones de 1834. Sin embargo la tendencia continúa: ahora se pretende asfixiarla, impidiendo que barcos de mayor calado puedan acceder al puerto y con ello todo lo que el puerto significa de empuje económico y respeto a la historia, en nombre de un supuesto ecologismo que todavía no ha levantado la voz contra los drenajes que mantienen seca la marisma. Se dice que Sevilla vive de espaldas a su río, falacia burda, No es Sevilla quien le da la espalda al Guadalquivir, son las autoridades locales y autonómicas. Para después permitirse decir bárbaras falsedades, como que esta ciudad recibe más que otras, aserto con mala intención, porque ni en porcentaje ni siquiera en montante total, ha recibido Sevilla más que el resto de ciudades andaluzas.

Pero no sólo en economía hay quienes se preocupan de hacer daño, incluyendo la ineptitud de algunas corporaciones municipales. Y es que una playa interior en la ciudad de Sevilla sería un regalo para muchas personas y muchas familias imposibilitadas de llevarse todo el mes a orillas del mar. No se entiende la oposición de algunos ediles, menos aún sus burlas a quien ha propuesto acondicionar una. No existe ninguno de los inconvenientes esgrimidos para oponerse. Lo han demostrado y dejado sus risas en ridículo, las ciudades de Berlín o París, situadas mucho más al norte y por eso con temperatura más llevadera.

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