Lo que puede el dinero

Publicado: 19/01/2020
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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Pero se mide de forma distinta si la especulación viene de un banco o de un particular
El jugo del Arcipreste da mucho juego, aunque sus conquistas nunca obtuvieron botín, pues “solamente” eran humanitarias, espirituales, ejemplares. Y aún lo son. Porque después de siete siglos, Juan Ruiz sigue actualizado. “…Cuanto más rico es uno, más grande es su valor, quien no tiene dinero, no es de sí señor…” Al final hoy, como entonces, todo cuanto provoca dolor, malestar, “es” progreso, aunque el progreso no debe provocar dolor. No debería. Recordando a John Ford, “lo que es bueno para los bancos es bueno para el pueblo”. Lo peor es que ya no sólo los bancos; si se trata de detraer beneficio de los demás; para eso está listo cada hijo de vecina. O casi. Pero se mide de forma distinta si la especulación viene de un banco o de un particular; lamentable y artera diferenciación, tanto como que la cuantía de un robo suma importancia al delito, pero no exime de culpa a los de menor volumen.


El precio de la vivienda no está impuesto en función de costes. En los años de mayor nivel de la burbuja, el coste de una vivienda de 90 m. era de sesenta mil euros. Ahora que los sueldos y muchos materiales han bajado no es lógica la subida. Y es que la supuesta tasación no se basa en costos ni en porcentaje racional de beneficio, sino en cuanto están cobrando los demás. El resultado es: si un vendedor encuentra un comprador dispuesto a pagar sin preocuparse, todo el sector sube tras él. Eso llevó los precios a los altos niveles de 2008 y provocó el estallido que, pese a estar sufriéndose todavía, resucita de mano de quienes, sin escrúpulos, buscan beneficios en la miseria y la desgracia de los demás. Cuando en Andalucía cien mil familias necesitan vivienda, mientras hay quinientas mil vacías o en construcción, es inaudito que se siga construyendo a unos precios que sólo pueden pagar quienes no la necesitan. Y más, que la vivienda usada se arrope con la nueva y hasta la supere en precio a veces. O que el coste de la vivienda esté por encima del salario medio. Increíble cinismo, la búsqueda de semejante beneficio por los mismos que se niegan a mejorar sueldos. ¿Quiénes podrán ser compradores, sino especuladores dispuestos a mantenerla cerrada años, a la espera de nuevas subidas? “Quien no tiene dinero, no es de sí señor”. El mismo cinismo especulativo de los arrendadores de todo calibre, pendientes sólo de ganar igual o más que el vecino.


El mismo de los partidos mantenidos por la gran empresa, de los miembros y “miembras” en espera de doble jubilación tras su “puerta giratoria”, los cuales para beneficiar a sus bienhechores, se oponen a aplicar medidas con que incentivar la bajada de precios. Pero no, no debe ser para que sus amigos ganen más, pues no lo ganan por los meses que esos pisos llevan vacíos y el escaso tiempo que duran alquilados, que la mayoría se hacen cábalas, se mete, se embarca, imaginando la posibilidad de responder al pago con rigor, pero luego la imposible posibilidad les deja en la calle. Será, debe ser en todo caso, para darle más trabajo a los jueces. Y a Cáritas. O para ver más gente durmiendo en la calle, que seguramente les resultará divertido. ¿Cómo era aquella frase tan “imaginativa”, “edificante”, “creativa”… sí, esa… “que se jo…”? ¿Es así?

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