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Desde mi azotea

Los trastornos de la conducta alimentaria

Y allí convivirá con ellos y tendrá libre albedrío por los pasillos. A lo sumo, si se estima necesario, le “inyectarán la comida mediante gomas”

Publicado: 12/01/2025 ·
14:10
· Actualizado: 12/01/2025 · 14:10
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Autor

José Antonio Jiménez Rincón

Persona preocupada por la sociedad y sus problemas. Comprometido con la Ley y el orden

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En España, el doctor Ignacio Jauregui Lobera, profesor asociado del Área de Nutrición y Bromatología en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, profesor del Máster en Trastornos del Comportamiento Alimentario y Obesidad y miembro de la Universidad Europea de Madrid, es quizás el mayor referente nacional en este tipo de trastornos alimentarios. Pero no solo es la única especialidad que trata estas patologías, pues también interactúan psicólogos, nutricionistas, endocrinos, trabajadores sociales e incluso los padres y enfermos.

Los principales Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son la anorexia y la bulimia, sin descartar la vigorexia y otras patologías achacables a nuestra vida moderna. El TCA es un problema psicológico grave y quienes lo sufren llegan a un deterioro tal que les puede llevar a la muerte. La familia también vive de cerca estos problemas, dado que el enfermo o la enferma se ven unas veces demasiado gorda/do y otras demasiado delgada/do.

Los tratamientos son multifuncionales porque intervienen todos y cada uno de los profesionales reseñados, según sea la etapa y desarrollo del trastorno, pues hacerle ver a un enfermo que lo es y que acepte su enfermedad es muy difícil. De su avance dependerá el deterioro paulatino de su salud.

Por desgracia, actualmente este tipo de tratamientos multifuncionales los están asumiendo asociaciones privadas sostenidas por socios y por los padres y madres. En San Fernando, ADAB -Asociación para la lucha contra la anorexia y la bulimia- lleva muchos años haciendo una gran labor, muy cercana, con mucha intervención psicológica y nutricionista personalizada durante el tiempo que se requiera. Labor que no se prescribe desde el Servicio Andaluz de Salud (SAS) a dichas patologías porque los enfermos son internados (en los casos extremos) en las Unidades de Salud Mental.

Craso error, porque no son enfermos mentales propiamente dicho, sino enfermos de la conducta alimentaria que necesitan atención multidisciplinar (diferentes ramas de terapeutas), no sólo psiquiátrico y farmacológico.

Y aunque el SAS posee en su cuadro médico psiquiatras, psicólogos, nutricionistas, endocrinos, internistas, etc., falta lo más esencial: unas unidades especializadas coordinadoras, capaces de tratar estas enfermedades como lo que son, trastornos de la conducta alimentaria y que facilite al enfermo y a sus familiares un tratamiento adecuado y personalizado.

Si hoy un enfermo o enferma de anorexia o bulimia mayor de edad entra en un Hospital del SAS, será atendido/a en primera instancia en triaje de Urgencias. Posiblemente los médicos de Urgencias -que no suelen ser especialistas- les diagnostiquen un trastorno emocional. Dependiendo de la gravedad que observe dicho facultativo, la remitirá, o bien a su casa con un tratamiento a base de ansiolíticos o a la Unidad de Salud Mental de su zona o, en caso extremo, la ingresará en dicha unidad junto a otros enfermos mentales con diferentes patologías psicológicas.

Y allí convivirá con ellos y tendrá libre albedrío por los pasillos. A lo sumo, si se estima necesario, le “inyectarán la comida mediante gomas” para el engorde artificial cual ganado se tratara, pero nunca será tratada como lo que es; una enferma anoréxica o una bulímica, por lo que dicho tratamiento no será en ningún caso el adecuado.

La excepción a esta regla está en si el enfermo tiene menos de 18 años, pues para estos casos el SAS dispone de una unidad especial para menores que funciona medianamente bien aunque no están del todo especializadas. Las estadísticas de enfermos/as de anorexia y bulimia son estremecedoras y cada vez salen a la luz más casos. Más del 60 por ciento de los enfermos tienen más de 18 años pudiéndose llegar a un abanico de edades hasta los 50 años.

A lo largo de los últimos 25 años, los dos partidos políticos que han gobernado en Andalucía, antes el PSOE y ahora el PP, no se han preocupado por este problema de modo serio y profesional para que la atención de estos enfermos sea igual para todos, tengan la edad que tengan. Mucho prometer, pero nada de nada. Y los enfermos y sus familiares, verdaderos perjudicados, siguen sufriendo la desidia con muchos hijos e hijas que están acorraladas y ya no pueden más, no pueden vivir cada día que pasa viendo transcurrir el tiempo sin que se mueva nada, sin que se solucionen los problemas de atención médica al que tienen derecho constitucionalmente. Si hay algo positivo para los/as enfermos/as y sus familiares son las asociaciones como ADAB que son las que verdaderamente trabajan estas graves enfermedades que pueden llevar a la muerte del enfermo por fallo multiorgánico o por suicidio. Dedicado a Juan Manuel Egea Solórzano, fundador de ADAB.

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