Cámara Baja

Un año de Sánchez, un lustro de despropósitos

El tiempo caprichoso, a veces corre, otras, zanganea lentamente, pero nunca para. Que el ritmo de la vida se acelera en cuanto llegan los niños a las familias

Publicado: 03/12/2024 ·
17:30
· Actualizado: 03/12/2024 · 17:30
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  • Pedro Sánchez. -
Autor

Sol Cruz-Guzmán

Arquitecta de profesión por la ETSA Sevilla. Diputada por Sevilla en el Congreso de los Diputados

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Cámara Baja es un espacio en el que se trata la actividad política en el ámbito local, regional y nacional

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El tiempo caprichoso, a veces corre, otras, zanganea lentamente, pero nunca para. Que el ritmo de la vida se acelera en cuanto llegan los niños a las familias, es una verdad que conocemos todos los que somos padres. Los días, las semanas, los meses, vuelan a la velocidad que esos bebes, gatean, andan o se van de casa camino de la universidad. Un soplo.

Pensar que este desgobierno lleva tan solo un año me ha provocado cierta zozobra y ansiedad. Sánchez ha conseguido ralentizar las manillas del reloj, con el ritmo que marcan sus escándalos, como si cada uno nuevo tapara al anterior, sin entender que no se olvidan, sino que suman bolas de nieve al alud de desprestigio en el que ha caído, y con él, nuestra imagen como país dentro y fuera de las fronteras.

Dentro, los españoles han llegado a un nivel máximo de indignación, por los pagos con el dinero de todos, a los continuos chantajes de los partidos independentistas, por las colonizaciones de todas las instituciones, del CIS a la Fiscalía, de la agencia Efe a la radio televisión pública y por los “impuestazos” que asfixian a la población, necesarios para pagar la deuda desorbitada que están creando las políticas de Sánchez. Fuera, las portadas de las principales cabeceras se hacen eco de los casos de corrupción, Abalos, Koldos, Aldamas, esposas y hermanos, que han provocado denuncias que se amontonan en los juzgados.

Este gobierno con más piezas que un mecano imposible de ensamblar, lleva dos años sin presupuestos inmersos en una agonía legislativa  que ha llevado a Sánchez a decir públicamente que gobernará de espaldas al legislativo. No, eso no es gobernar. Eso es robar la dignidad a la política y el futuro de bienestar a nuestro país.

El presidente del país no puede tener actos públicos, los pitidos llueven en sus pocas apariciones, y por eso lleva huido, no solo de nuestras calles, sino también del Congreso, plantando semana tras semana, a los 49 millones de españoles a los que se debe. No hay estrategia política, ni empresa de marketing capaz de dar la vuelta a su imagen, ni a la de su ingente equipo.

Llevaba muchos meses sin publicar mi opinión en las páginas de estos flotadores democrático en los que se han convertido los periódicos. El resultado de mis textos caía más en la desesperación que en la esperanza. Mis adjetivos se agriaron, mis frases subieron de tono, y llevaban a mis torpes líneas a morir en el cajón. Pero este balance del desgobierno es necesario, y la conclusión no puede hacernos caer en el desanimo, sino todo lo contrario. Porque el tiempo se escapa para los jóvenes que no pueden acceder a una vivienda, a las empresas que no encuentran mano de obra, mientras que otros, no tienen tiempo que perder para reconstruir su vida tras las trágicas consecuencias de la terrible Dana.

Acercarnos a los políticos locales, comprobar como enlos gobiernos autonómicos, se llegan a acuerdos, se aprueban presupuestos, y se gestionan los problemas de los ciudadanos, con sus fallos y sus errores, nos debe de llevar a la conclusión que otra forma de hacer política es posible.

Espero, deseo con todas mis fuerzas, que España tenga lo antes posible un cambio de rumbo, y sé que mis deseos son compartidos por todos aquellos que nos hemos sentidos heridos por el ataque a nuestro sistema democrático y a la memoria de quienes consiguieron dejar a un lado sus discrepancias para reencontrarse en torno a nuestra Ley Fundamental. Confío en la Constitución, confío en la justicia y confío en lo españoles, un pueblo que nunca se rinde y que crece frente a las adversidades.

Que este año de Sánchez, lleno de un lustro de despropósitos, sirva para poner las bases de un futuro de políticas bien distintas, que busquen el debate, el encuentro y el bien común, que sirvan para unir y no separar nuestro gran País, España.

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