García de Vinuesa siempre ha tenido un algo especial para mí. Allí está una
taberna hermosa y con carácter. Elegante. Tanto como Reyes. Ella es elegante en el vestir y en sus gestos pausados, en su hablar pleno de autenticidad e ilusión, en su sonrisa. Es una mañana soleada y me acerco con interés y curiosidad a presentarme.
Reyes me acoge con amabilidad. Pronto estoy sentado, contento por haber aterrizado tan bien, con unos olorosos de por medio, y charlando con ella.
En “Sevilla, la ilustre taberna” (Fénix Editora 2023) esta y otras entrañables historias. Taberneros y taberneras de altura.
CADA DETALLE ES UNA PINCELADA DE AMOR A CASA MORALES.
Salvo una bala perdida, fruto de los desastres iniciados en el 36,
todo está donde debe estar porque una mano y un corazón han decidido que sea así. Durante décadas gracias a la pertinacia de los ancestros, leales a los orígenes de lo que una bodega y una taberna habían sido. Hoy día podemos afirmar, con rotundidad, que Reyes Morales es el alma de un lugar con sabor, con raigambre, con verdad. Con alma y cuerpo.
Y si alguien entra perdido,
poco le dura la desorientación. Está en Casa Morales y eso es mucho.
TRAYECTORIA SIN MÁCULA. DESDE VALDEPEÑAS, UN ORIGEN Y UN VINO.
Hasta hace no mucho decir vino de
Valdepeñas era como nombrar el paradigma de vino español. Y de esa población llegó en 1850 don
Leocadio Morales Prieto.
Fernando Ortiz, el propietario de El Reloj, selló una alianza entre Arfe y García de Vinuesa
casándose con Carmen Morales, de la centenaria bodega de Valdepeñas.
“
Mi bisabuelo, Leocadio, es el fundador de la bodega en 1850. Era de Valdepeñas. Leocadio Morales Prieto. Tenía allí su bodega. Cuando se casó con mi bisabuela se vino a vivir a Sevilla y se estableció aquí. Vendía los vinos que elaboraba en La Mancha. Así empezó la bodega: como almacén de vinos.
De Valdepeñas exclusivamente. Había blanco y tinto Valdepeñas. A continuación, se hicieron las tinajas, a principios del siglo XX. Mi bisabuelo tuvo nueve hijos varones, de los cuales tan sólo mi abuelo fue el que se quedó con el negocio”.
“Mi abuelo Eduardo tuvo varios hijos. Entre ellos mi padre y mi tío, Eduardo y Leocadio. Mi abuelo es que se murió relativamente joven, en el año treinta, y ellos son los que realmente se quedaron con la taberna con muy poca edad.
Y son la tercera generación. Mi padre nació en el año once y mi tío en el año ocho. Hay una foto de 1928 en la que están los dos detrás de la barra”.
Las combinaciones de nombres son para pararse y repetírselas uno a sí mismo unas pocas de veces.
Volvemos a esa
vida cotidiana que se alumbra en el largo devenir de la historia de Casa Morales. “Antiguamente el vino se repartía por los bares y los particulares por Sevilla. El
despacho estaba por la parte de García de Vinuesa. Aquí era donde se llenaban las garrafas, las botellas, se lavaban, había una pileta… la zona de
almacén, digamos, de trabajo. Empezó la gente, con el copeo, a meterse aquí y se convirtieron
las dos partes en bar”.
“Todo el que venía con su garrafa o su botella
pa que se la llenaran acababa tomándose su copita de vino. Eso fue por los años… 40 por ahí. Cuando ya empieza un poco el tema de las denominaciones de origen (1),
fue cuando se deja de traer el vino de Valdepeñas”.
LAS NIÑAS ESTÁN EN LAS TABERNAS.
“
Yo soy hija única y sobrina única, con lo cual a mí me gusta esto y me quedo con ello.
Hice Farmacia, pero me dedico a la hostelería. Ya soy la cuarta generación. Mi tío murió con noventa y tres años. Mi padre murió antes, con ochenta y tres. Yo me hice cargo cuando mi tío ya estaba mal.
¡Que mi tío se murió con las botas puestas!, vamos, ¡que estuvo aquí hasta última hora, eh! Además, se ponía en la caja… y, claro, ya fuimos nosotros intentando renovar un poquito para que esto diese fruto, porque si no había pérdidas. Y, bueno, la verdad, creo que un poquito lo hemos conseguido”, y se ríe con una mezcla de alegría y orgullo bien ganado.
“Antiguamente no hay nada nada de comer. Nada.
Yo empiezo a poner tapita. En el 92, recuerdo en Semana Santa, empezamos con unos montaditos de roquefort, de morcilla y de morcón. Recientemente, porque soy yo la que empieza. Había que renovarse. Mi padre no quería poner tapas, pero estaba malo y cuando yo le contaba
papá, hemos comprao cien montaíto él me decía
¡niña, ¿habéis vendío los bocaíllo?! Y a él como que sí le daba alegría. Pero mi tío no, y protestaba.
Era reacio total a las tapas. Además, una vez muy
enfadao dijo
lo próximo será menudo”, como la peor afrenta que sobre su cabeza pudiere caer. “Recuerdo que compramos un jamón. Era una paletilla. Y
hasta que no se acabó el jamón no nos dio dinero para otro”.
“Tenía genio, lo más grande. Ahora, a mí me quería con locura, eh. Pero que tenía carácter… y luego
las niñas no están en las tabernas, sabes. Porque a mí me había gustado siempre seguir con el negocio. De hecho, viviendo ellos, les ayudaba en la oficina. No me pagaban nunca nada, Qué le vamos a hacer. Y al final
¡las niñas no están en las tabernas, venga! Ya está. Y me echaban de aquí. Pero, bueno,
al final estoy aquí”.
“Ellos querían conservar su negocio como era antes. Tenían las viñas, la bodega y no querían el cambio. Pero ya llega un momento en el que
la cultura del vino cambió. Antes se copeaba mucho el vino de Valdepeñas, de Despeñaperros
pa abajo, de Madrid
pa abajo. Y ahora ya empiezan que si los rioja, que si los ribera… Aquí no se copeaba nada de eso. Solamente blanco y tinto de Valdepeñas. Venía a granel, todo vinos nacionales.
Aquí no había un güisqui, ni se daba… lo que fuera tenía que ser nasional. A lo mejor, cuando empezaron con los cubatas, si querías un cuba libre te ponían por un lado la ginebra, que era por supuesto nacional, y por otro
lao el coca cola”.
“Ellos eran muy tradicionales. Y yo decía que había que cambiar. De la otra forma iba mal, porque ya
empieza la gente a comprar los vinos en los supermercao. Antiguamente se compraba en las tabernas. Aquí sí había riojas, riberas, cavas… de todo, pero para venderlos al público. Había brandy, anises, licores. Todo embotellado y nunca para el copeo. Para copeo siempre a granel”.
“Yo tengo ahora dos hijos, uno es médico y otro es fisioterapeuta. El médico está en Madrid, pero también ha trabajado aquí en alguna ocasión. Al segundo es al que veo que echa más mano aquí y es posible que se quede con esto.
Yo creo que tendrá continuidad, pienso yo”.
RETAZOS, ANÉCDOTAS, HISTORIAS CON SIMPATÍA.
Reyes gira su cabeza y va desgranando los retales de historia que se incardinan en lo que ahora son elementos decorativos, al perder su función original. Me señala hacia arriba, junto a la puerta del antiguo almacén. “
Ahí antiguamente, en el soberao, eran donde dormían los trabajadores. Entonces venían de los pueblos y, como no había los medios de transporte de ahora, tenían que quedarse. Eran como internos. En otros sitios he oído yo que dormían detrás del mostrador, en el suelo. Aquí no. Ahí había como un cuartito”.
“Otra anécdota es que, por la parte de allí,
hay, en la columna, un tiro que se escapó en la guerra. Está en la columna de hierro y, aunque lo pintes, siempre escupe la pintura. Está el plomo incrustado”, como diciendo aquí estoy, y quiero seguir siendo testigo de aquello que pasó. “Me lo contaron mi padre y mi tío”. La gente no se lo cree y Reyes tiene que reafirmarse. “
Por lo que fuera, se escapó un tiro”.
“Aquí hicimos una reforma ya en el dos mil ocho, creo. Se saneó todo y se conservó todo. Bueno,
se hizo la cocina porque antes no había. Ahí lo que había era una máquina para llenar los sifones y una pileta, y ya está”.
“Las tuberías ésas que se ven por ahí no se quitaron. Antiguamente las luces eran de gas y esa era la conducción del farol aquel. Que era de gas. Las conducciones eran de plomo. Otra cosa que se ve
son los cables antiguos de plomo que están por la pared (y me los va señalando). Aunque ahora no sirven para nada,
son el recuerdo de lo que hubo. No se quitaron”.
“Ahí hay un
grifo, ¿lo ves?, en la bovedilla era para
lavar las tinajas. Se ha
quedao ahí. Antes goteaba y el que se sentaba abajo protestaba
me he mojao, que me ha caío agua”.
“
Los ventiladores no se utilizan ya, pero son los que había aquí”.
“Un señor venía con su carrito de ruedas y me dijo que él había hecho para este bar una nevera que tenía un serpentín y le dije yo al hombre
¿será ésa que está ahí arriba? Al señor se le saltaron las lágrimas. Empezó a llorar.
La nevera tiene abajo una eme de Morales. Eso lo hice yo, eso lo hice yo, decía. Antiguamente se ponía el vino con un barrilito encima y ahora tenía un serpentín. Se le metía nieve, y salía por los grifitos. Por un
lao el blanco, y por el otro el tinto. Fresquito.
El hombre emocionao llorando”.
LA PARROQUIA.
Pero no nos despistemos.
Casa Morales rezuma tradición por sus cuatro costados. “El vermú, que tenemos ahora y de toda la vida, venía de Valencia en unos barriles grandes. De hecho, hay una bebida aquí que se llama
Poeta, que es vermú con sifón. Que eso es porque un señor, que era poeta en los años cuarenta y venía, y era lo que bebía. Y se quedó ese nombre.
Hilario Gutiérrez (2) se llamaba el poeta”.
Para hacernos idea de la clientela ya vamos teniendo pistas. Porque al buen beber se apuntaban todos, ya fueran representantes de la cultura o de lo que se terciara. “
Enfrente había ahí un periódico, El Liberal (3) Y cerca, en la avenida, el Aeroclub, y paraban muchos militares. Recuerdo gente, además de famosos, que venían por aquí. Gente emblemática de Sevilla.
Serrano, el fotógrafo, que es el primero de la saga. Ahora mismo su nieto sigue con la profesión. Y todos han pasado por aquí.
Martínez de León (4) paraba por aquí. Era íntimo amigo de mi padre y de mi tío. Todos los años felicitaba en Navidad con unas
viñetas que son las que están puestas por las paredes. Una anécdota, una historia, que hacía alusión a un hecho del año… Por ejemplo, allí hay una del año 61, que hubo una arriada aquí en Sevilla, la del Tamarguillo, y
se ve la caricatura de Serrano el fotógrafo, quizá, subido en una caja de vino de Morales. Ponía a Oselito o a cualquiera de los que venían por aquí”. Traigo el dato de que la expresión
Viva er Betis manque pierda fue creación suya, a través de su personaje Oselito. Reyes no recuerda, pero se ríe con simpatía, dejando blanco sobre negro que “¡además somos sevillistas!”. Por si un casual. “El sobrino, que vive en Madrid, viene algunas veces y no me ha
contao a mí eso”
“De los últimos que han estado por aquí te puedo contar
Arturo Pérez Reverte. Artistas, toreros… nacionales e internacionales. Estuvo por aquí
Matt Damon”.
“
Aquí confluye lo mismo el parroquiano que el turista. Hay quien viene todos los días, todos los días. Nosotros además no nos anunciamos en ningún
lao. Sino que es el
boca a boca. Cuando aparece un anuncio nuestro en algún sitio es un compromiso de éstos que vienen… pero suelen ser revistas locales, o revistas de Semana Santa, de… Muchas veces cuando vienen
queremos promocionaros. ¿Promocionarnos? Por favor. Ve a otro sitio, estamos bien ya. Mira, que hoy es martes y estamos… fíjate”. En Reyes aflora siempre la alegría por saber que está, con su brega diaria, donde quiere estar.
“
Los tres señores que se acaban de ir ahora mismo… vienen todos los días. Dos o tres cervecitas. Ahora se nota porque había muchos señores mayores que venían, por ejemplo, los miércoles, y después de la historia esta no se ven tanto por aquí. Ya no sabes tú qué ha
pasao”.
Tienen una
plantilla amplia, muchas familias. “Algunas veces hemos
llegao a tener hasta doce. Antes se pedían refuerzos. Ahora ya con la plantilla tan extensa que tenemos nos organizamos”. Cuando hay mucho jaleo o llega gente más novata a Reyes no le falta empuje: “
me meto pa dentro y ya está”.
“Es un local que nada más que el marco que tiene no se ve en ningún
lao. Aparte que en Sevilla hay muy pocos sitios auténticos. Imitaciones y lugares nuevos, vale. Pero que tengan la antigüedad…
El Rinconcillo y después somos nosotros los segundos más antiguos. Aquí no se ha perdido la identidad. Si ves una foto de mil novecientos pocos, yo pienso que puede ser de cuando se hicieron las tinajas. Porque es una foto como cogida desde ahí arriba.
Documentos gráficos de la bodega hay muy pocos. Una de 1928. De ésta parte muy pocas”.
“Esta, vamos a decir, taberna siempre
ha sido de un público muy variopinto. Porque cuando yo estaba en el colegio mis amigas venían aquí a tomar copitas. Te estoy hablando de los años setenta. Aquí ha habido desde gente joven, lo mismo te encuentras a un señor que es político, que una señora con su abrigo de pieles, y otro que lleva unas rastas o una cresta.
La izquierda, la derecha. Convive todo el mundo. Reuniones de políticos de todo. Y seguimos manteniendo eso. Antiguamente yo recuerdo que mi padre tenía muchos amigos, por ejemplo, mexicanos que los conoció aquí… o que venían a los toros. Paraba todo el mundo aquí”.
Las paredes están iluminadas con
columnas de prensa, relatos periodísticos. “Muchos amigos me las enmarcan, me las regalan. Que muchas veces les digo
que no tengo donde ponerlas…”.
LA SEMANA SANTA… ¿¡CÓMO SE VIVE!?
“
La Semana Santa es una barbaridad. Eso es una barbaridad. Pero, bueno, se vive también un ambiente diferente. Igual que vienen todos los años las mismas personas, que son los que tienen las sillas por aquí, hay un público que está de paso. Hay gente que los ves de Semana Santa en Semana Santa.
Las mismas caras. A lo mejor para el Corpus también vienen. Yo muchas veces digo que
están abonaos al barril. Aquí, antiguamente, había un barril y pasaban casi más tiempo aquí que en la silla. Y de hecho todavía se repite. Ya son conocidos”.
“Y luego hay
un público que está de paso. Por el sitio donde estamos
ubicaos ya te puedes imaginar cómo se pone esto. Es una barbaridad. Es cuando más trabajo hay. Pero bueno, hasta ahora va fluyendo”.
EL ARENAL Y TRIANA SE MIRAN CARA A CARA.
“
Es la antesala de Triana. Cruzas el puente y estás ya allí. La gente del Arenal suele ser muy trianera también. Este barrio, le pasa como a Triana, tiene sus vecinos de toda la vida. Se conoce todo el mundo.
El que vive y el que ha vivido, que siempre vuelve a su barrio”.
“También tenemos unas pocas de cofradías, de hermandades. Tiene El Baratillo, tiene La Carretería, Las Aguas… unas pocas. Eso te arraiga mucho al barrio.
Aunque te vayas, vuelves siempre”.
“
García de Vinuesa era la calle de la Mar. Porque desembocaba prácticamente en el río. Eso contaban los antiguos. Donde está la plaza de toros era El Arenal antiguamente”.
Sobre la vida del barrio Reyes recuerda el
comercio de toda la vida y otras tabernas. “Siempre nos hemos
llevao muy bien. Eso lo he aprendido yo de mi padre.
Muy buena relación. Nunca he oído yo… ¡al revés, amigos! Cada uno en su casa, pero bien. Aquí estaba la
bodega Salazar, que sigue existiendo. Recuerdo a Alejo, el antiguo, el padre de los dueños de ahora. Lo han
alquilao”.
“Por eso yo nunca he dicho
competensia.
Cada uno tiene que defender su casa, pero que luego la amistad… yo me llevo muy bien con todos los taberneros. Además, me gusta, cuando voy a otro bar de por aquí cerca, como
nos solemos mover por El Arenal, el que me encuentro allí me
dise ¿qué estás, en la competencia?”. Ahí Reyes está al quite con prestancia
: “No, estamos haciendo un estudio de mercado”.
“He vivido siempre aquí al
lao. Primero en el número cinco. Me casé y me fui al uno. Y ahora vivo en el tres. En la calle Cristóbal de Castilleja, antigua calle de
La Mosca. Decía mi padre que era porque, donde está ahora mismo el SAS,
había una parada de coches de caballos y entonces esta calle estaba llena de moscas”.
REYES EN EL REINO FAMILIAR, “PORQUE LA QUIERO TANTO Y ME DUELE TANTO”
“Ojalá tuviera yo más memoria. ¡Las cosas que me ha
contao mi padre! Que yo muchas veces le decía
ojú, papá, qué pesao, ya me lo has contao otra vez. Y ahora tú dices
ay que ver, decirle yo eso a mi padre”.
“Manteniendo siempre lo antiguo me siento muy orgullosa de esto. No de mí, sino de mi familia y de llevar esto. Ahora recientemente nos ha
dao el ayuntamiento una mención de
establecimiento emblemático. Fue precisamente el viernes
pasao. Es un orgullo también eso” Fue en noviembre del 2022. “Es mi vida esto.
Yo siempre digo que tengo dos hijos y una hija, que es la bodega. Porque la quiero tanto y me duele tanto…”.
Hemos echado un rato entrañable y el buen vino nos ha acompañado para recorrer con cariño el devenir de esta taberna
tan sevillana y tan universal. Donde las palabras siguen construyendo la
convivencia.
“Recuerdo un señor que vino, que cogió una tiza y en una tinaja, en aquella, puso
Casa Morales, 1850 y hasta que Dios quiera, ole. Con una letra preciosa. Pero una vez, fregando las tinajas, el que estaba no valoró aquello y lo borró. Era precioso.
Ojalá ese señor volviera y pusiera otra vez ese letrero tan bonito”. Me quedo con este detalle, tan aparentemente insignificante, que enmarca la sensibilidad de Reyes para que estas Bodegas Morales tengan tanto futuro, con sus columnas asentadas en un pasado y un presente tan vívidos.
Marcha Reyes porque ha llegado un amigo que ha tenido un accidente y quiere saludarle. Y después
a arrimar el hombro en su bodega. En su vida.
(1) El paso definitivo se dio con la aprobación del Estatuto del Vino de 1932, convertido en Ley en 1933, que introdujo en la legislación española la figura de la denominación de origen y que incorporó los principios y las obligaciones del arreglo de Madrid en 1891.
(2) Er 77 era una peña humorística, y también el nombre de sus publicaciones, desde 1927 a 1959. En las siguientes referencias de la red se nombra a nuestro poeta, y podemos degustar el carácter jubiloso de dicha peña, compuesta por intelectuales activos en la creación y en la fiesta.
“Otro socio que contribuyó notablemente en la edición de los libros programa de Fiestas Primaverales fue Hilario Gutiérrez Gil, conocido dentro de Er 77 como
El Poeta, autor de gran parte de las poesías más o menos serias publicadas en ellos hasta su fallecimiento en 1945”.
https://lasevillaquenovemos.com/2006/77b.html
“ER 77 nació en 1927, cuando Luis Martínez Vice, confitero de espíritu alegre que regentaba un negocio de dulces en el céntrico cruce de La Campana, fundó la peña que le dio nombre. Martínez, que a sí mismo se nombró
Marqués de las Cabriolas, mantuvo una tertulia de amigos en las noches de los sábados durante los años veinte, en la que reinaba la alegría y la dipsomanía, con un espíritu desenfadado y apolítico que luego sería imitado por otras peñas humorísticas durante los años inmediatos y los de la posguerra. El Marqués de las Cabriolas y su conjunto de amigos decidieron fundar una revista informativa y difusora de publicidad, pero desvinculada por completo de la política y ajena a los fastos expositivos y de disolución cultural con el exterior que por entonces eran propios de estas revistas sobre festividades locales.
“Debía su nombre a la pronunciación dialectal de
El 77, hipotéticamente un tranvía, y contenía chascarrillos, epigramas, cuentos jocosos, gracietas y anécdotas, así como invitaciones falsas, falsos billetes, tarjetas para los miembros de la peña, que les permitía ser identificados en caso de desorientarse en sus borracheras o usar las "literas para los curdas" (los que se emborrachaban) que se habilitaban en la caseta de la feria del colectivo, también llamada
Er 77. Junto al fundador estuvieron siempre sus amigos de tertulia y jarana El Conde de las Natillas, Eolo, Eduardo Morales, los hermanos Álvarez Quintero, Hilario Gutiérrez Gil y, como invitado ocasional, Jacinto Benavente”.
https://www.tebeosfera.com/colecciones/77_er_1927_pena_humoristica_er_77.html
(3) Las oficinas del diario, así como la redacción y los talleres de impresión, se encontraban en el n.º 30 de la calle García de Vinuesa. Inicialmente fue propiedad de la
Sociedad Editorial de España, y a partir de 1923 pasó a ser controlado por su sucesora, la
Sociedad Editora Universal. En poco tiempo
El Liberal se convirtió en un claro exponente de lo que se consideró como el nuevo periodismo de la época. Una vez se consolide, el diario superará la tirada diaria de 25.000 o 30.000ejemplares.
La Segunda República fue una buena época para el diario.
El Liberal se convirtió en estos años en el principal diario de la región andaluza, con una tirada diaria de 50.000 ejemplares. Su influencia se extendía por la provincia de Sevilla, la provincia de Huelva y el norte de la provincia de Cádiz —principalmente en
Arcos y
Jerez de la Frontera-. Además, su línea editorial se mostró claramente comprometida con el republicanismo y la izquierda liberal. A pesar de ello, hasta 1936 el diario no incluyó en su cabecera el subtítulo
Diario Republicano de Sevilla. Esta situación continuó hasta julio de 1936. En esa fecha, tras el estallido de
Guerra Civil, su sede e instalaciones son incautadas por las
fuerzas sublevadas; desde ellas se editará el falangista diario
F.E., a partir de septiembre de 1936. Ello supuso la desaparición de
El Liberal.
(4) En esta exposición se le hace uno de tantos merecidos homenajes. El texto nos ofrece una visión completa de vida y obra del magnífico artista.
https://www.juntadeandalucia.es/presidencia/portavoz/cultura/143575/ConsejeriaPresidenciaAdministracionPublicaInterior/cultura/exposicion/MartinezdeLeon/dibujante