Todo por la pasta

Publicado: 17/12/2024
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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El casco antiguo, por antiguo carece de zonas verdes. La única que tenía, el Patio de los Naranjos, privatizado por la Iglesia, ha perdido su...
El casco antiguo, por antiguo carece de zonas verdes. La única que tenía, el Patio de los Naranjos, privatizado por la Iglesia, ha perdido su carácter, reducida a generar pasta por pago del turismo. La ciudad medieval no sentía necesidad de parques, propiedad como era de sus habitantes, nadie pensaba en remansos de paz y de belleza ni tenía tanta necesidad de recuperar CO2, pues tampoco se producía tanto. Ahora sí es necesario y el Ayuntamiento se comprometió a mantener un parque en el solar de Santas Patronas. Pero como “con la Iglesia hemos topado”, no sólo colaboran activamente para dejar en sus manos los monumentos y demás bienes inmatriculados en años pasados y presentes, sino que además siguen a sus maestros en la finalidad de generar pasta. Pasta gansa para gastar en tranvías y tranvibús, inventos ligüísticos inútiles, tan sólo útiles en apariencia pretextada  para ahorrarle la construcción del metro a la Junta, que para eso son sus jefes y eso es muy serio.

Entonces, no sólo dejan actuar a los apropiadores del Patio a quedarse con él, sino que colaboran activamente y abandonan el solar y el proyecto de jardín, porque es mucho más rentable venderlo y saturar el centro más de lo que ya está, con pisos de dificilísimo acceso, porque han arrancado la vivienda de su misión fundamental: ser un derecho constitucional, para reducirlo a negocio para unos cuantos amiguetes afortunados. Y ya que hablamos de abandono ¿para qué se hizo el parque infantil de la plaza Miguel Hernández?, cerrado y por tanto sin niños pero parece que ocupado por jóvenes y adultos.

La pretendida molestia a los vecinos no puede venir de los niños, cargados con necesidades especiales. Vendrán en todo caso de jóvenes y adultos carentes de necesidades especiales y no son niños, la mayoría silenciosos y en horario diurno. Si es así, la solución es vigilancia para evitar la estancia de adultos ruidosos. Pero eso requiere desembolso y el Ayuntamiento, mucho más presto a cobrar que a pagar necesita ahorrar, pero no para la terminación del metro ¡Van a gastar! Que esto es Sevilla, entérense, aquí no se invierte. Ni el gobierno, ni la Junta ni siquiera el Ayuntamiento, todo su esfuerzo centrado en sacrificar el aire para sostener un tranvía a ninguna parte.

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