El nuevo estadio del Zaragoza, gemelo del nuevo coliseo del Sevilla

Publicado: 13/08/2024
Ambos han sido diseñados por el mismo estudio vasco y muestran bastantes similitudes, como la cubierta plana
Cuando algún día el equipo del Sevilla FC vaya a jugar a Zaragoza, lo que sería señal de que el equipo maño habría retornado a la Primera División del fútbol español, los jugadores sevillistas se sentirán como en casa. Y lo mismo podrá decirse de los futbolistas del Real Zaragoza cuando vengan a disputar un partido en el Ramón Sánchez Pizjuán. La razón de esta familiaridad compartida será el gran parecido entre los estadios de uno y otro clubes, ya que no en vano el arquitecto y el estudio que los han diseñado en paralelo son los mismos: César Azcárate e IDOM.

¿Qué proyecto ha inspirado al otro, el del nuevo Ramón Sánchez Pizjuán al de la nueva Romareda o viceversa? Cronológicamente el proyecto del nuevo estadio sevillista fue presentado en sociedad antes que el del nuevo estadio zaragocista: a principios de diciembre de 2023 el Ramón Sánchez Pizjuán y a principios de abril de 2024 la nueva Romareda.

Dado el escaso lapso temporal entre uno y otro proyectos y los elementos comunes que, con ligeras variaciones, comparten los diseños lo más probable es que el proceso creativo por parte de César Azcárate y de IDOM se realizara en paralelo, aunque el alumbramiento público se produjera con cuatro meses de diferencia.

La principal seña de identidad que uno y otro estadios comparten es la cubierta plana con el declarado objetivo de proyectar sombra en el espacio exterior colindante y crear así las condiciones para la instalación de terrazas con veladores, comercios y otro tipo de negocios que atraigan público durante los 365 días del año para incrementar la facturación de los clubes con concesiones o su explotación directa, al margen de la actividad futbolística cada dos semanas. Se pasará de recintos y entornos vacíos durante veintiocho días al mes a otros capaces de atraer gente durante todo el año.

Y cuando se repasan las declaraciones realizadas por el arquitecto o por los directivos y/o las descripciones tanto del proyecto sevillista como el zaragocista se ven las mismas palabras, ideas o conceptos: estadios preparados para las exigencias del siglo XXI, proyectados para integrarse en la vida de sus ciudades respectivas superando su actual condición de islas en medio de las urbes y su conversón en iconos arquitectónicos que sirvan para «crear ciudad». Y, por supuesto, no faltará en ninguno de los dos estadios, el del Sevilla F.C. y el del Real Zaragoza, una numerosa y nueva oferta de lo que ahora se denomina «hospitality» y que antiguamente se llamaba ambigú o el bar de toda la vida.

Las imágenes difundidas tras las respectivas presentaciones de los diseños nos dan idea del parecido que tendrán los futuros estadios sevillista y zaragocista. Lo que más llama la atención es la cubierta plana, que ha suscitado división de opiniones en el sevillismo. Conocedor de la controversia suscitada, el arquitecto César Azcárate la ha justificado por las siguientes razones: «»No es la habitual, pero es la más eficiente para expandir la sombra a la zona exterior, a esa zona sur que será un punto muy importante, y a las zonas curvas del graderío. La sombra es clave en un lugar como Sevilla. Es original, singular y muy interesante desde el punto de vista arquitectónico. Creo que una vez esté terminada la gente la mirará con admiración».

Para el estadio del Sevilla el arquitecto justificó la cubierta plana por el sol de nuestra ciudad y la necesidad de proyectar sombra. En el caso de Zaragoza la justificación es otra singularidad meteorológica: el viento del Cierzo. Es admirable la capacidad que tienen los arquitectos y estudios de arquitectura de «vender» lo mismo con otros argumentos. He aquí la descripción de la cubierta plana de la nueva Romareda:

«La cubierta se plantea como un elemento ligero, que expresa movimiento y que, al mismo tiempo, genera protección al oeste y vistas al este, dando una respuesta adaptada al lugar, propia de Zaragoza. Cubre el 100% de la superficie del graderío, extendiéndose además adecuadamente hacia el exterior, para buscar los límites del contorno del edificio, creando bajo esta parte un paseo de 360º desde el que se pueden contemplar unas extraordinarias vistas de la ciudad y del interior del estadio a la vez.
Lo que de día es una fachada serena y reposada, de noche se convierte en un elemento vibrante y dinámico. La luz incide en la doble piel y en la cubierta y saca al exterior lo que está pasando en el interior. El espectador forma parte de esta atmósfera.

El arquitecto, César Azcárate, ha declarado que «la zona más caliente del estadio (del Sevilla F.C.) se potenciará con una estructuración uniforme «en forma de muralla que no existe aún en España. Es una propuesta que hará que la caldera que es hoy el Sánchez-Pizjuán lo sea mucho más». Y ha añadido: «Sabemos que tiene una muy buena acústica, pero el nuevo estadio la tendrá mucho más presionante».

Y he aquí lo que dice su estudio, IDOM, sobre el nuevo estadio del Zaragoza: «El bowl o graderío se concibe como el corazón del estadio, como la parte importante, pues es el lugar desde el que los aficionados contemplan el espectáculo. En este sentido, y tras muchas iteraciones geométricas, se ha diseñado un bowl que encaje en el lugar, que sea muy compacto y lo más próximo al terreno de juego, para generar la presión de la afición durante el partido».

El mismo concepto con distintas palabras.

La página oficial del Sevilla, al hacerse eco de la presentación del proyecto del nuevo estadio, expresó lo siguiente: «Otro de los puntos importantes en la propuesta y elemento esencial en el diseño de los mejores estadios modernos urbanos es su relación con el entorno. El programa planteado para este nuevo estadio permite que se desarrolle actividad los 365 días del año, de manera que, además de permitir ampliar la relación de los clubes con los visitantes y generar nuevas vías de ingresos, puedan participar de manera destacada en la creación y mejora de los espacios urbanos de sus cercanías.

Es lo que sucede en el diseño de nuestro nuevo Estadio: un estadio abierto y relacionado con su entorno inmediato, especialmente con la creación de una fachada Sur que vuelca sobre la plaza, que propone terrazas y otros usos accesibles a los ciudadanos y que mediante un generoso espacio sombreado activa el entorno urbano transformándolo en la nueva Plaza de Nervión y de Sevilla. Una plaza versátil, flexible, un espacio sombreado, ventilado y fresco, una entrada principal para el estadio, la nueva cara del Sevilla FC».

Y ésta es la explicación de IDOM para el estadio de La Romareda: «Un punto de partida fundamental fue la clara decisión de diseñar un estadio que mirara hacia la ciudad, que se insertara en ella, y fuera más allá, teniendo en cuenta su entorno geográfico.
En la zona donde se ubica, debido a la depresión y al valle del Ebro, se crea uno de los vientos predominantes de la Península, el cierzo. Así, el cierzo ha sido un elemento fundamental en su diseño.

Fijándonos en sus flujos, hemos erosionado el estadio y la cubierta modelándolos como elementos fluidos y dinámicos. La pieza se deforma dibujando formas cóncavas en las zonas norte y sur del volumen, dotando de una mayor amplitud al espacio urbano, y formas convexas en las zonas este y oeste, mostrándose a la plaza de Eduardo Ibarra y al Paseo de Isabel la Católica.
La presencia del Parque Grande José Antonio Labordeta y de la plaza Eduardo Ibarra se ven acentuadas con la colonización de la vegetación del vacío urbano entre el parque y La Nueva Romareda, potenciando su conexión. Estadio, plaza y parque se fusionan, creando espacios no solo para el estadio sino para la ciudad».

«El nuevo Ramón Sánchez-Pizjuán -ha declarado el arquitecto- se utilizará a diario, no cada 15 días, activando a la propia ciudad no sólo a los aficionados al fútbol. La nueva plaza exterior en la zona sur dará provecho a esa zona urbana con lugares de ocio y culturales y le dará vida».

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