La Fiscalía mantiene su petición de 18 años para el acusado del atropello del Polígono Store

Publicado: 22/11/2012
Lo atropelló "a sangre fría"
La Fiscalía de Sevilla ha mantenido su petición de 18 años de cárcel para Juan Francisco Gámez Durán, el joven de 28 años acusado de asesinato tras atropellar mortalmente y "a sangre fría" en el Polígono Store de la capital hispalense el 12 de diciembre de 2010 a Manuel Alías García, según han informado a Europa Press fuentes del caso.

   Las mismas fuentes han indicado que el fiscal, Luis Carlos Rodríguez León, ha elevado a definitiva su petición de 18 años de prisión para el imputado, que en el juicio defendió que "no tuvo intención" de atropellar a la víctima y que incluso trató de "esquivarlo" mientras huía de un grupo de personas que intentaba agredirle tras una discusión previa en un restaurante del polígono.

   El abogado que ejerce la acusación particular en nombre de la novia de la víctima, Mariano de Alba, ha modificado sus conclusiones provisionales y ha rebajado de 22 a 21 años de cárcel su petición de pena por sendos delitos de asesinato y conducción temeraria, ya que ha retirado la agravante de ensañamiento, mientras que la abogada del acusado, Esperanza Lozano, ha insistido en que se trató de un "accidente" y que su cliente "no tenía intención" de acabar con la vida de la víctima.

   Una vez concluida la vista oral, la magistrada presidente ha citado a los miembros del jurado el próximo martes a fin de hacerles entrega del objeto del veredicto, tras lo que se retirarán a deliberar.

   En el escrito de acusación, consultado por Europa Press, el fiscal relata que el 12 de diciembre de 2010 coincidieron en un restaurante del Polígono Store dos grupos de trabajadores celebrando sus respectivas comidas de Navidad, y sobre las 3,00 horas del día 13 "se produjo un incidente" entre algunos de los integrantes de los grupos, "porque al parecer alguien había estado intentando llevarse el espejo retrovisor de unos de los vehículos aparcados en el exterior".

   De este modo, uno de los integrantes del grupo del acusado "alertó al resto" de los compañeros de lo que estaba ocurriendo en el exterior del restaurante, momento en que el imputado, "enfurecido, empieza a vociferar 'me cago en los muertos como coja a alguien lo mato'", tras lo cual se dirigió a la calle, pero "al no encontrar al responsable de los hechos" se acercó a un compañero del fallecido y, "agarrándole del pecho, le pidió explicaciones de lo que estaba ocurriendo".

   Como consecuencia "del clima crispado" que se generó "por los comentarios de unos y otros", se inició una reyerta en la que participaron diversas personas de ambos grupos, que "acabaron golpeándose" hasta que, en un momento dado, el acusado cogió una botella y, rompiéndola, "pretendió bajar para agredir a alguien, lo que fue impedido por uno de sus compañeros". Ya en la calle, el imputado "pateó diversos coches" de los compañeros de la víctima, generándose una nueva pelea.

"ME LOS VOY A LLEVAR POR DELANTE"

   En el curso de esta última reyerta, el acusado optó por montarse en su propio vehículo y le gritó a un compañero --que estuvo inicialmente imputado en la causa-- "que se montara con él para que no le pegaran", tras lo cual, ya dentro del coche y estando el procesado "muy excitado", gritó "algo semejante a 'los voy a atropellar' o 'me los voy a llevar por delante'".

   A continuación, puso el coche en marcha y realizó "varios amagos de atropellar al grupo contrario hasta en tres ocasiones, dando acelerones marcha adelante y marcha atrás, echando el vehículo encima de los presentes con peligro cierto de atropello", todo ello hasta que, "en una última acometida, aparcó en batería tras un camión que se encontraba estacionado en la misma calle".

   No obstante, "y al ver pasar caminando solo" a la víctima, "esperó a que rebasara su posición para, seguidamente, arrancar su coche, corregir la trayectoria y, una vez enfilada la calle, acelerar bruscamente", tras lo que "emprendió la marcha a alta velocidad y arremetió contra" la víctima "con la clara intención de atropellarle y causarle la muerte, golpeándole inesperadamente por la espalda sin que pudiera haber hecho absolutamente nada para evitar el impacto".
A 140 KM/H

   Así, "lanzó al aire" a la víctima "y le hizo caer entre otros vehículos, golpeándose mortalmente en la cabeza" y muriendo en el acto por un traumatismo craneoencefálico y destrucción de centros vitales. Seguidamente, "consciente de lo que había hecho y pese a que su acompañante le había advertido que había golpeado al peatón", el imputado continuó la marcha "a gran velocidad", huyendo del lugar.

   Algunos de los presentes cogieron sus coches para intentar darle alcance, pero el acusado "llegó a circular a una velocidad próxima a los 140 kilómetros por hora en la ronda Norte, golpeando a dos vehículos que estaban aparcados cerca de la glorieta del tanatorio con el Vacie". Tras ello, el acusado dejó a su acompañante en un local de la empresa en Santa Clara y se marchó al piso de su novia, donde, "al parecer, contó a ésta lo sucedido, llegando a manifestarle 'que se joda, que yo no le robo a nadie'".

   Posteriormente, fue a su domicilio, donde fue localizado y detenido a las 6,30 horas, preguntando a los agentes "qué le ha pasado a quien he atropellado". Los agentes, "al apreciar halitosis alcohólica", le practicaron la prueba de alcoholemia y dio un resultado positivo de 0,35 gramos de alcohol en aire por litro expirado.

"SANGRE FRÍA"

   Según añade el fiscal, "no consta por prueba alguna que el acusado estuviera especialmente afectado en sus capacidades para conducir, pues acredita destreza suficiente en las maniobras descritas anteriormente, siendo consciente de lo que hacía, pues esperó con sangre fría a que su víctima estuviera en la calle en una posición adecuada para poder realizar la maniobra y atropellarle de forma que no pudiera evitarlo".

   Por estos hechos, la Fiscalía pide para el acusado 17 años de cárcel por un delito de asesinato y otro año de prisión por un delito de conducción temeraria, así como el pago de una indemnización de 105.676,22 euros para la novia de la víctima y de 8.806,35 euros a cada uno de sus padres.

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