Identifican el mecanismo que altera la coordinación motora al consumir cannabis

Publicado: 24/06/2013
Investigadores de la Universidad Pompeu i Fabra de Barcelona y de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla han descubierto el mecanismo cerebral responsable de la alteración de la coordinación motora asociada al principal componente psicoactivo del cannabis, el delta9-tetrahidrocannabinol (THC)
Investigadores de la Universidad Pompeu i Fabra de Barcelona y de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla han descubierto el mecanismo cerebral responsable de la alteración de la coordinación motora asociada al principal componente psicoactivo del cannabis, el delta9-tetrahidrocannabinol (THC).

Este trabajo experimental ha demostrado en ratones expuestos al THC que desarrollan un déficit en la función del cerebelo, área cerebral que regula la coordinación de movimientos encadenados y sucesivos y el aprendizaje motor, según ha informado hoy un comunicado de la UPO.

Los investigadores han comprobado que el cerebelo mostró síntomas de neuroinflamación tras la exposición al THC, caracterizados por la aparición de células de microglía reactivas, consideradas "el sistema inmune" del cerebro, y que esta zona cerebral mostraba una morfología propia de un daño neuronal.

Este estudio también ha demostrado que la exposición crónica a cannabinoides disminuye el número y la función de los receptores para cannabinoides en el cerebelo, disminución que resultó directamente implicada en los perjuicios del cannabis.

La utilización de ratones modificados genéticamente ha permitido esclarecer los mecanismos por los que la exposición crónica al cannabis afectaría a la coordinación fina de los movimientos.

Según Naciones Unidas, los derivados del cannabis sativa son las drogas ilegales más consumidas en el mundo y varios estudios científicos han descrito que un consumo crónico de esta planta causad disfunciones en el cerebelo y cambios a nivel cerebral, añade el comunicado.

Una de las alteraciones recientemente descritas es la aparición de déficit en la coordinación de los movimientos que pueden modificar conductas como la capacidad de conducir vehículos.

Este trabajo, publicado hoy en la edición digital de The Journal of Clinical Investigation, está suscrito por los investigadores de la Universidad Pompeu i Fabra Laura Cutando, Arnau Busquets, Emma Puighermanal, Maria Gomis, Rafael Maldonado y Andrés Ozaita, y de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla José María Delgado y Agnés Gruart.

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