Sevilla

Zoido condena a los sevillanos a doce horas de audición

Los ciudadanos que deseen saber qué se ha debatido en el Pleno tendrán que escuchar la grabación íntegra de la sesión, de doce horas si es como la del pasado viernes. Se suprime el acta completa transcrita y sólo se acompaña de un escueto resumen con los puntos debatidos y el tiempo

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  • El Gobierno -

De las mini-actas a las audio-actas o las dos cosas. La solución adoptada por el gobierno de Zoido para sustituir las actuales -y fáciles de consultar- transcripciones de los debates y acuerdos plenarios pasa por colgar directamente en la página web municipal la grabación de los debates y que los ciudadanos se las avíen como puedan y hagan sus anotaciones a mano, al igual que los ediles de la oposición, amén de los del propio gobierno. Así se pueden encontrar frente a grabaciones de 12 horas, que es lo que vino a durar el último Pleno de 2013, en el que se aprobaron los Presupuestos para el próximo año.

La expresión del alcalde de que en el Ayuntamiento y los asuntos públicos imperarían “luces y taquígrafos” como señal de transparencia ha dado lugar a una deriva insospechada, la de convertir a todos los sevillanos interesados en seguir o/y consultar los debates/acuerdos plenarios en taquígrafos aficionados, puesto que ya no van a contar con las actas transcritas de las sesiones plenarias como hasta ahora.

Esta medida se adopta con el pretexto de la falta de personal en el Negociado de Actas por la imposibilidad de cubrir vacantes debido al Plan de Ajuste y al establecimiento de la tasa de reposición cero, un problema que el equipo de gobierno podría resolver fácilmente declarando esencial ese servicio.

El nuevo procedimiento impuesto por el gobierno de Zoido es el del ‘audio-acta’, compuesto por una mini-acta en papel a modo de resumen y guía de los acuerdos e intervenciones en el Pleno y destinada a los concejales, más un archivo en audio en el que se recoge la grabación literal de todas las intervenciones de los ediles.

A los ediles, por e-mail
Con carácter previo a su aprobación, el borrador del acta se remitirá a los concejales por correo electrónico. Simultáneamente se les dará también acceso electrónico a una carpeta informática donde estará grabado el audio de la sesión.

El equipo de gobierno exige que todos los grupos políticos faciliten el nombre, correo electrónico y teléfono de un máximo de dos personas, que serán las autorizadas informáticamente a acceder a la grabación.

Establece esta limitación de acceso de los concejales a las grabaciones literales de los Plenos cuando va a colgarlas íntegramente después en la web para todos los sevillanos.
Según el nuevo procedimiento establecido, se dice que al colgar en Internet el audio de las intervenciones plenarias de los concejales se amplía el objetivo de transparencia, “dado que los ciudadanos, junto con el acta comprensiva (eufemismo para denominar las mini-actas, en las que sólo se transcriben los acuerdos adoptados) de todos los acuerdos, van a tener acceso a la totalidad de las intervenciones, en su literalidad”.

Transparencia-trampa
Se trata, sin embargo, de una transparencia con efecto trampa, ya que al eliminar previamente (otra cosa muy distinta habría sido su mantenimiento) las transcripciones de los debates en las actas, como hasta ahora, se liquidan también éstas como documento público y de trabajo (para ediles, periodistas, investigadores, asociaciones de vecinos, interesados en cualquier asunto…) que facilitaba enormemente la búsqueda, seguimiento, descarga al ordenador y cualquier tipo de consultas de forma rápida.

A partir de ahora, esa consulta que podía hacerse en relativamente pocos minutos y por tanto con una enorme ganancia de tiempo y comodidad en comparación con un fichero de audio, se sustituye por la grabación pura y dura de los Plenos, que en la era de Zoido llegan a durar hasta doce horas, como ocurrió en la sesión del pasado viernes 27 de diciembre.

Así, tanto los concejales que quieran recabar datos expuestos o recordar intervenciones habidas en los Plenos y los ciudadanos a título particular tendrán que escuchar las grabaciones, hacer de taquígrafos y transcribir por sí mismos los pasajes que les interesen ‘a priori’, aunque quizás la temática abordada no aparezca en esa parte de la cinta.

Una labor, pues, mucho más difícil, engorrosa y de larga duración, con lo que Zoido obstaculiza aún más la fiscalización de su gestión pero, éso sí, en nombre de las “luces y taquígrafos”.

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