El Sindicato Profesional de Policía Local (SPPLB) ha denunciado este miércoles que en Valencia los patrulleros van a pie por falta de vehículos y los agentes de barrio cogen el transporte público para desplazarse a sus ámbitos de actuación al no haber coches de apoyo.
Además, asegura que llevan "zapatillas deportivas por falta de zapatos" y critican un "presupuesto insuficiente" para uniformidad ya que "no se les ha dado uniformes de reposición en los últimos dos años".
La central sindical ha apuntado también que los agentes van con "revólveres de más de 30 años" y cita, entre otras circunstancias, "deudas pendientes y atrasos salariales de hace más de dos años, paralización de plazas de Policía con mas de 300 vacantes, y actualmente cerca de un 20 por ciento de la plantilla ya en segunda actividad", que en 2020 alcanzará el 40% de la plantilla.
El sindicato ha criticado que mientras el cuerpo policial está en esta situación, "se presentan grandes proyectos tecnológicos, se hacen seminarios, proyectos de coordinación y de programas de actuación a nivel europeo, en una clara política de propaganda sin sustento, propia de épocas pasadas pero por lo visto no superadas".
REDUCCIÓN DEL PARQUE MÓVIL EN UN 30%
De acuerdo con esta denuncia, en los últimos cinco años aproximadamente se ha reducido el parque móvil de la policía en un 30 por ciento y pone como ejemplo que la última muestra "fue las últimas renovaciones de vehículos hace un par de semanas, donde se han retirado 30 patrullas y han traído 16, donde se retiran a pares las unidades furgonetas con cerca de 20 años o más incluso, y solo viene una por unidad".
Del presupuesto necesario para uniformidad --que asegura que está cifrado en 800.000 euros al año--, el SPPLB recalca que hay "varios años con menos de 200.000 reales, lo que va agravando la situación según pasa el tiempo". En esta línea, critica que si hay unos 350 policías que llevan botas por el tipo de puesto (GOE, Motoristas, Noche) "para el año que viene solo hay previsto comprar 25".
Para el sindicato se trata de una situación "desastrosa, que tiene su repercusión no solo en la seguridad de los propios agentes si no del servicio, afectándolo y perjudicando a quien se presta" y añade que "lo peor no es solo eso si no que ya empieza a cundir en el colectivo una sensación de desamparo y desarraigo con clase política dirigente".