Desde los primeros planos del filme, Wong Kar Wai subraya su condición de vouyeur y nos invita a inmiscuirnos en la vida de esta chica triste a la que aún quedan fuerzas para reivindicarse, aunque sólo encuentre consuelo a altas horas de la noche ante la barra de un bar y compartiendo tarta de arándanos con el dueño del local -de ahí el título de la función-. Lo curioso de la narración es que, una vez iniciado el viaje hasta otras zonas del país, el director convierte en vouyeur a la propia protagonista -detrás de alguna cortinilla, de un mostrador, observando a los nuevos personajes que se cruzan en su vida, mientras se plantea las opciones que le quedan por delante a nivel personal-, y acrecienta esa obsesión del ser humano por conocer y compartir las miserias y alegrías de otros desconocidos. El problema aparece cuando esas historias perpendiculares carecen de la suficiente fuerza, o se demoran o no terminan de consolidarse, pese a contar con la ventaja de la fácil identificación del espectador con las estrellas que encarnan a estos nuevos personajes -Rachel Weisz, Natalie Portman, David Strathairn, principalmente-. Un aspecto que nos permite sacar a colación el nombre del colaborador con el que el director ha contado en esta ocasión para elaborar el guión, Lawrence Block, un veterano autor de novelas policíacas de gran tirada en Estados Unidos pero en el que encontramos pocas afinidades con el realizador de Happy together, salvo el hecho de que pueda conocer mejor que éste la fauna que puebla los bares y locales de cierta América profunda que sirven de escenario a la acción. No ocurre lo mismo con la banda sonora, de nuevo una exquisita colección de melodías presididas por la mano maestra de Ry Cooder, y entre las que encontramos temas de la propia Norah Jones, Ottis Redding, Amos Lee, un sensacional tema argentino del compositor Gustavo Santaolalla, una nueva versión -con harmónica- del clásico Yumeji´s theme y, como leit motiv para la protagonista un tema de Cat Power, el grupo de Chan Marshall, a la que, por cierto, reservan un pequeño papel -la ex novia rusa de Jude Law- en el filme, de manera que no sea Norah Jones la única en estrenarse ante tremendo reto.
Con respecto a este último apunte, llama la atención que Kar Wai se haya decantado por Norah Jones como protagonista -puede presumir, como Almodóvar, de tener una lista de peticiones para trabajar con él en sus próximas cinco películas-. Tal vez no responda en todo momento, pero esa apariencia frágil y delicada con la que se presentó en sociedad desde su primer álbum se ajustan a la perfección al personaje, y para ello está adecuadamente retratada en cada momento -sólo le falta el piano para que si Jude Law no se lanza, lo haga cualquiera de nosotros-.
Esperamos poder dar fecha del estreno próximamente; mientras tanto son libres de buscar la forma y la fórmula para disfrutar o vencer a la curiosidad.