El pobrecito hablador

Parecidos razonables

Algunos, en su afán de volver a ser protagonistas, hacen gala de tenerla pequeña y frágil cual pompa de jabón. La memoria, quiero decir.

Cuando a todos se les ha dibujado una O en medio de la cara,  una O tan mayúscula como el batacazo demócrata en las elecciones americanas,  yo solo puedo esgrimir un ligero encogimiento de hombros.  ¿Acaso esperabais un resultado diferente?  ¿Os sorprende que una mujer o un latino hayan votado a Trump? Ya sé, es algo tan disparatado como que un parado español votara al PP…

Vamos de sorpresa electoral en sorpresa electoral: tras el Brexit, el No colombiano y el Bueno Vale español, llega el Trumpazo. Muchos hablan de fracaso del modelo democrático pero yo estoy convencido de justo lo contrario.  Han conseguido lo que durante tanto tiempo buscaron: convertir la participación ciudadana en un acto automático y reflejo,  una parodia de la política ejercida de forma olímpica,  un ratito cada cuatro años. Han matado a la memoria,  y solo recordamos el último slogan,  la última metedura de pata,  quedando todo lo anterior enterrado en un cenagal de improperios, verdades a medias y mentiras completas. No es el fracaso de la democracia, ni el triunfo de los populismos,  es la victoria del sistema,  rotunda,  clara e inapelable.

Algunos, en su afán de volver a ser protagonistas,  hacen gala de tenerla pequeña y frágil cual pompa de jabón.  La memoria,  quiero decir.  Les faltó tiempo a las huestes naranjo-celestes para saltar a la palestra y hacer su papel de perro guardián de la finca,  comparando el populismo del ya presidente de los Estados Unidos con el discurso de Podemos. Hombre,  uno puede estar más o menos de acuerdo con la formación morada pero acusarles de tener un discurso machista y xenófoboes de pirueta del Circo del Sol.
Ya puestos a encontrar parecidos, ¿quien ha aumentado la altura del muro de Melilla,  y quien lo ha coronado de concertinas? ¿Quien mantiene políticas que discriminan a la mujer en el ámbito laboral?

¿Quiénrecorta los derechos de los inmigrantes, y limpian de  su presencia las calles de sus ciudades y pueblos?

De la vergüenza ajena de Susana Díaz y del mal fario de Sánchez e Iceta ya hablaremos otro día,  no vaya a ser que les dé por apoyarme y aplaudirme,  y terminen hundiéndome.

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