Chiclana

Primeros pasos para que las playas consigan la certificación EMAS

La intención es que el litoral de Chiclana vuelva a conseguir a nivel europeo un grado de exigencia de máxima excelencia.

Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
  • La Barrosa. -

El Departamento de Sistemas de Chiclana Natural trabaja para incorporar la certificación del sistema EMAS a las auditorías de calidad que tienen lugar anualmente con motivo de la implantación de las normas de calidad ISO 9.001 y 14.001 y la Q de Calidad del ICTE.

La prueba del algodón de la calidad de las playas viene determinada por los mecanismos con que los ayuntamientos comprueban y gestionan su buen estado. Las normas de calidad ISO 14.001, ISO 9.001 y la Q de Calidad del ICTE ofrecen a los usuarios de La Barrosa y Sancti Petri los parámetros necesarios para certificar su grado de calidad y mejora constante. Ahora, la Delegación de Medio Ambiente y Playas, a través de Chiclana Natural, aspira a la consecución del referido nuevo galardón: el sistema de gestión EMAS.

A este respecto, el delegado municipal de Medio Ambiente y Playas, Joaquín Páez, asegura que “no se trata de ponernos medallas, sino de abarcar el más amplio abanico de niveles de exigencia que nos aporta cada norma en concreto, puesto que todas nos obligan a seguir avanzando en la consecución de una mayor excelencia en diferentes campos y, a su vez, dan prestigio al litoral”.

Además del nivel de exigencia autoimpuesto por su delegación y del prestigio que supone lograr las máximas certificaciones, Páez apela al “impacto económico para el turismo y, por extensión, para la economía de Chiclana que supone mejorar y, al mismo tiempo, acreditar dicha mejora, puesto que no hay mejor reclamo que la excelencia  para captar y conservar visitantes a nuestras costas”.

El Registro EMAS es una herramienta voluntaria diseñada por la Comisión Europea que permite evaluar, gestionar y mejorar los impactos ambientales, asegurando así un comportamiento excelente en este ámbito. Por tanto requiere de las administraciones una política ambiental definida, haciendo uso de un sistema de gestión medioambiental; como también dar cuenta periódicamente del funcionamiento de dicho sistema mediante auditorías externas.

Páez apostilla que “buena parte de las exigencias de EMAS las cumplen nuestras playas, porque en Chiclana Natural existe ya una dilatada experiencia en el cumplimiento de los requisitos de normas como ISO 14.001, ISO 9.001 o Q de calidad que, posteriormente, deben ser verificadas por organismos independientes. El reto en ocasiones es saber adaptarse a las novedades en las normativas, lo cual es un acicate para la mejora continua”.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN