Hay algo especialmente llamativo en la emotiva, deslumbrante y colosal obra ‘El curioso incidente del perro a medianoche’, recién estrenada en el teatro Marquina de Madrid: se trata de un espectáculo muy teatral, muy narrativo, incluso con algunos artificios teatrales a la vista de todos, pero lo que realmente llega al espectador es la vida, la vida con todos sus perfiles, ásperos, tiernos, tristes, inevitables, emocionantes y alegres. Con el amor y el desamor. Con el desamor que se transforma en amor. Con esa desesperación detrás de la que asoma un poderosísimo afán de lucha. Con la permanente presencia de una mente con importantes limitaciones, la del protagonista, el adolescente Christopher Boone, que, sin embargo, se desborda luminosa en el momento de resolver unos problemas matemáticos casi imposible.
‘El curioso incidente…’ es una obra sensacional y extremadamente compleja que recoge todas las tonalidades de la vida. Nada se describe en blanco y negro, bueno o malo, como en ocasiones tiende la narrativa acomodaticia del teatro o del cine. Aquí están, insistimos, las diferentes y complejas tonalidades de la vida. “A la gente le gustan las historias, Christopher”, dirá la profesora al joven protagonista. A la gente le gustan las historias, claro, pero bien contadas, como ocurre en este montaje sublime. Porque lo que finalmente queda es un sentimiento de emoción después de haber vivido una gran sesión de teatro/teatro. Es decir, de vida. Como en alguna ocasión ha afirmado el actor Marcial Álvarez -Ed Boone- en esta obra, el atormentado, bebedor y aficionado al fútbol padre de Christopher: “El teatro salva”.
‘El curioso incidente…’ parece a veces una magnífica coreografía, una coreografía llena de talento. Alguien ha matado al perro de la vecina de Christopher, un joven de “15 años, dos meses y tres días”, como él explica en un determinado momento, que se sabe todos los países del mundo y sus capitales. A partir de ahí, Christopher, que padece síndrome de Asperger, emprende una investigación que finalmente lo llevará a descubrir su propia vida y a esclarecer la confusa vida de las personas de su entorno. La interpretación del joven actor Álex Villazán es colosal. Y el veterano Gerardo Vera envuelve esta función desde la escenografía en una brillante atmósfera de obra maestra.