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Sobriedad y emoción en el Vía Crucis del Cristo de la Buena Muerte

El acto, organizado por la hermandad de La Soledad, se enmarca en el Año de la Fe

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  • Con la imagen del Cristo. -

De sencillo, sobrio pero emocionante y sentido. Así se podría calificar el vía crucis celebrado la tarde del pasado sábado por las calles de la feligresía de San Pedro. Como ya anunció la hermandad de la Soledad, el acto se valió de la sagrada imagen del Cristo de la Buena Muerte, el cual no desfilaba en procesión o salía a la calle desde hace dieciocho años.


Ahora, en pleno Año de la Fe, era una ocasión para abundar en el cristianismo y recuperar en cierto modo una imagen emblemática para su hermandad. Con el vía crucis, no obstante, la recién estrenada nueva junta de Gobierno de la hermandad demostró una gran madurez pese a su juventud, con un acto que sorprendió por su buena organización y sobre todo por su recogimiento y sentidos cristiano y penitencial. Y es una recién estrenada junta de Gobierno porque la cofradía del Viernes Santo arcense ha permanecido durante los últimos tres años de su historia constituida como gestora, presidida en este sentido por el párroco de San Pedro.


El vía crucis estuvo precedido de una solemne eucaristía dirigida por el sacerdote Jesús Lozano, director espiritual de la hermandad, en la que intervinieron las hermanas Mari Nieves Cañas y Leonor García Rondán en la lectura de la homilía, así como las voces blancas del estupendo coro de la hermandad de San Antonio. Ya en el vía crucis, las hermandades participantes tuvieron oportunidad de leer un misterio. El acto religioso dejó entrever la fe de los arcenses, pese a  tratarse de un Cristo que no procesiona y al que no se le atribuye una devoción especial.


Estos días, se han producido halagos hacia la hermandad por el acto celebrado y, en este sentido, hacia el hermano mayor, Francisco Manuel Valle Romero, cuya gestión se ha dejado notar en la madurez de este vía crucis y en la programación que su hermandad ha preparado para el curso cofrade. 

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