'Lacura’ contiene un ejercicio interpretativo de primer orden por parte de la joven actriz tinerfeña Bibiana Monge. Ella es, además, la autora del texto y la directora de este monólogo que, según se lee en el programa, “investiga los límites entre lo íntimo y lo privado, haciendo del trauma una trama y exponiendo, con agudo sentido del humor, las heridas ocasionadas por algunas creencias personales/sociales”. El espectáculo contiene frases brillantes: “Mejor que creer en creer es creer en crear”. Y Bibiana Monge en una obra autobiográfica –o no- realiza una sensacional composición del personaje de la abuela de la protagonista. Una mujer de carácter duro, en ocasiones terrible, de 109 kilos de peso, con la que la protagonista vivió hasta los ocho años, por un padre ausente –entregado a su negocio de vinos- y una madre trabajadora. Además, la abuela se niega rotundamente a que los padres se lleven a la niña de su casa: “Se os va a morir”, dice. La niña crece en un ambiente asfixiante.
La abuela le pone todo tipo de impedimentos para tratar que no salga a la calle. Ni siquiera acepta que se asome al balcón. Ve peligro en todo. La protagonista sólo conocerá mujeres en su infancia. Únicamente mujeres. Y a los 14 años se enamora de su mejor amiga, la primera persona que le dice “te quiero mucho”. Y a partir de ahí “vendrán muchas más mujeres”, cuenta. ‘Lacura’ es un espectáculo sujeto a los cánones de la vanguardia teatral última. Hay proyecciones de texto en una pantalla –que no se ven bien- y también proyecciones cinematográficas. Nada nuevo, pues. Aunque pretenda serlo. Es algo que se da en numerosos espectáculos, ahora en cartel, y se viene dando desde hace años. Pero la obra se supera cuando la actriz y el texto se quedan solos en el escenario del teatro Fernán Gómez de Madrid. ¿Palabra y actor? Puede ser. En todo caso en eso consiste la vieja/nueva esencia del teatro. El espectáculo también crece cuando el texto persigue la exigencia léxica. Que la logra a veces. Pero decae cuando la palabra se lanza a ras de suelo. Esa crítica a “algunas creencias personales/sociales” a través del arte teatral puede realizarse perfectamente por elevación, no recurriendo a lo obsceno, como sucede en ocasiones. Con todo, ‘Lacura’ es un espectáculo digno y atractivo. Con hallazgos importantes, como el del personaje de la abuela, ya está dicho. Y con un destacable objetivo de crítica. Hacia todo: “¿La Prensa piensa?”.