La escritura perpetua

Espectáculos Piqué

Gerard Piqué, jugador del Barcelona, es un tipo todavía por definir

Gerard Piqué, jugador del Barcelona, es un tipo todavía por definir. A estas alturas no se sabe si Piqué, cuando deje el deporte profesional, aspirará a ser presidente del Barça, president de la Generalitat, empresario de éxito, o humorista al estilo del inolvidable Eugenio, “aquel que diu”, que actuaba sentado en un taburete y ataviado de negro. Joaquín, capitán del Betis, practica un humor sin aristas y muy andaluz, que podría llevarlo a convertirse en un futuro cercano en un ‘showman’ de primer orden, si él quisiera. Lo penúltimo que ha hecho Joaquín ha sido imitar a Rosalía vestido de torero. Piqué cultiva un humor más al estilo de los Monty Phython. El central del Barça buscó hace un par de semanas de poner algo de gasolina por si prendía alguna llama donde sólo había agua, durante la previa del descafeinado derbi Barcelona Español. Piqué se alimenta permanentemente del yo y de llamar la atención. En el programa ‘La Resistencia’, que dirige el comunicador andaluz David Broncano, dijo Piqué: “En patrimonio, tengo más que el presupuesto del Español”. Piqué transmite la impresión de que recurre a las ocurrencias para no caer en el aburrimiento. El fútbol es un deporte de equipo y él es un individualista nato. A Piqué le gustaría ser un solista, como Shakira, su mujer. El único protagonista sobre el escenario. Pero en el Barcelona ha coincidido con Messi, que oscurece a todo su entorno futbolístico. Carlos Zanón, novelista y periodista, escribía el pasado domingo: “A Messi le gusta la dramaturgia del juego, la competición y el gol, pero es probable que no le importe que sepa de qué va la obra representada”. Piqué trata de cultivar la greguería, pero le faltan lecturas, y la provocación, pero le falta poder. De todos modos, Piqué está sirviendo estas jornadas de improvisado animador de una Liga con el campeón ya resuelto: el Fútbol Club Barcelona. Aunque su discurso se parezca a lo que el periodista Carlos Luis Álvarez, el gran ‘Cándido’, llamó en su remoto libro ‘Un periodista en la dictadura’ “la patada de Charlot”.  

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